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Sin pruebas científicas, empresa rusa ofrece fármaco contra la COVID-19

El Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF, por sus siglas en inglés), una empresa estatal rusa y la compañía farmacéutica ChemRar –también rusa– anunciaron el pasado mes de junio que el Ministerio de Salud del gobierno ruso incluyó al antiviral genérico llamado avifavir en la lista de medicamentos recomendados para el tratamiento de la pandemia en su país.

El comunicado difundido por la empresa, que fue replicado por medios de comunicación de todo el mundo, afirmó que “avifavir es uno de los dos medicamentos COVID-19 registrados en el mundo” y que “es el primer medicamento registrado en Rusia que ha demostrado eficacia contra COVID-19 en ensayos clínicos”.

Y en esta trama rusa, generosamente, el RDIF ofreció vender los primeros lotes de producción del antiviral a los países de América Latina. De hecho, el pasado 10 de julio, con el apoyo de la embajada de Rusia en Guatemala, representantes de la empresa sostuvieron una reunión con diplomáticos de los estados latinoamericanos, incluido México, a quienes se les presentó “el primer medicamento ruso” contra la pandemia y acordaron continuar las pláticas para vender el antiviral en este atractivo mercado.

De hecho, el lunes 13 de julio, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, durante su tradicional conferencia mañanera fue cuestionado al respecto de la comprar de dicho fármaco por nuestro país y contestó que se “buscaría establecer comunicación con el gobierno de Rusia” a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores para aprovechar la generosa oferta.

La empresa estatal RDIF fue creada en 2011 “bajo el liderazgo del Presidente y el Primer Ministro de Rusia para coinvertir junto con los principales inversores mundiales, actuando como un catalizador para la inversión directa en Rusia”, como dice su página web.

En tanto, ChemRar es una compañía de servicios e inversión en investigación y desarrollo en el “campo de productos farmacéuticos innovadores para el desarrollo y comercialización de medicamentos innovadores, diagnósticos, atención preventiva y nuevos tratamientos de enfermedades potencialmente mortales en Rusia y en el extranjero”.

Cuestionado al respecto de la comprar de dicho fármaco por nuestro país el presidente de México señaló que se “buscaría establecer comunicación con el gobierno de Rusia”. Crédito: Comunicación Social de Presidencia de la República.

En estricto sentido se trata de un medicamento japonés y no ruso. El avifavir es un genérico del antiviral nipón llamado avigan (favipiravir), que desde 2014 es usado para el tratamiento de influenza.

Medicamento japonés

En estricto sentido se trata de un medicamento japonés y no ruso. El avifavir es un genérico del antiviral nipón llamado avigan (favipiravir), que desde 2014 es usado para el tratamiento de influenza. Al parecer, bloquea dentro de la célula la replicación del virus de la influenza, lo que interrumpe su ciclo de desarrollo.

Ambas compañías rusas se unieron para comprarle a los japoneses los derechos del compuesto para fabricar el genérico antiviral que buscan comercializar por todo el mundo. Pero, como todo mundo sabe, hay de genéricos a genéricos y estos tienen que ser probados para demostrar que tienen el mismo efecto que el medicamento con el principio activo original, a través de un proceso largo y detallado de pruebas con animales y ensayos clínicos con humanos.

El genérico tiene que mostrar su efectividad contra la influenza y, después, tiene que demostrar su eficacia y seguridad contra COVID-19. Cosa que hasta ahora no se ha demostrado.

Aunque el medicamento ya está listo para ser distribuido, hasta ahora no existe estudio científico ni médico en revistas científicas internacionales que hayan informado sobre el “éxito” de dicho medicamento contra el nuevo coronavirus. No hay ensayos clínicos con humanos, es más, ni siquiera con ratones de laboratorio, que avalen su efectividad.

Ni en las revistas Science, o las del grupo Springer-Nature, PNAS, The New England Journal of Medicine, JAMA o en ninguna de los grupos editoriales de The LancetElsevier o Cell –todas ellas aglutinan más de mil publicaciones científicas– se encuentra un solo artículo sobre el avifavir ruso.

¿Por qué es importante una publicación en una revista especializada? La tradición del trabajo científico establece como una de sus prácticas más importantes publicar las investigaciones en todos los campos del conocimiento en revistas especializadas, de preferencia, de circulación internacional. Estos artículos son revisados por un comité editorial de expertos del mismo campo de estudio, que analiza y avala su publicación. Esto se conoce como “revisión de pares”.

De manera muy general y quizá simplificando demasiado, esta es la estructura del contenido de los artículos científicos: en cada uno de ellos se informa el planteamiento del problema a analizar y la hipótesis por probar; los conocimientos que ya existen en este campo; la forma detallada en cómo se lleva a cabo la investigación; los experimentos pormenorizados paso por paso; la toma de muestras (en caso de que las haya); la forma de analizarlas, procesarlas e interpretarlas y, por supuesto, los resultados. Todo en el lenguaje técnico y especializado de cada disciplina.

A través de los artículos científicos, los expertos del mismo campo de estudio de cualquier parte del mundo pueden saber si el trabajo cumple con requisitos mínimos de calidad durante todo su desarrollo y si los resultados son coherentes y replicables. Si bien casi no suele hacerse, cualquier investigador podría incluso reproducir la investigación y los resultados deberían ser exactamente los mismos. Esto es la comprobación y verificación.

Digamos que este es el mecanismo más usual a través del cual se avala o no un trabajo científico y sus resultados. Si se publica en una revista internacional especializada podríamos tener la certeza de que se trata de una investigación fidedigna y científicamente comprobada (salvo contadísimas excepciones).

Pues bien, para el caso de avifavir, la compañía RDIF, a través de diversos comunicados que pueden consultarse en https://rdif.ru/Eng_Press/ menciona que en la etapa final de los ensayos clínicos se analizaron 330 pacientes de 35 centros médicos, y que dicho ensayo, aprobado por el Ministerio de Salud de Rusia el 21 de mayo de 2020, “todavía está en curso”.

Y aunque “todavía está en curso” afirma que “el fármaco demostró ser altamente efectivo durante los ensayos clínicos que involucraron a la Universidad Médica Estatal Sechenov de Moscú, a la Universidad Estatal de Lomonosov de Moscú y otras instituciones médicas y académicas”.

Pero hasta ahora ninguna de las empresas ni el gobierno ruso han difundido un solo artículo científico que compruebe los resultados de tales ensayos, como está obligada toda empresa farmacéutica antes de comercializar sus productos. Tanto científicos como las empresas biotecnológicas y farmacéuticas de todo el mundo publican los resultados de investigaciones relacionadas con el SARS-CoV-2 y la COVID-19 y gran parte de ellas pueden consultarse gratuitamente a través de internet.

De hecho, si se quiere saber cómo va el avance de la vacuna contra la COVID-19 que está desarrollando la empresa Moderna, se pueden encontrar los resultados de las investigaciones publicadas en revistas científicas en su página web. Lo mismo ocurre con los ensayos que lleva a cabo la empresa Gilead Sciences para probar el medicamento remdesivir. Pero para el caso de avifavir ni ChemRar ni el RDIF proporcionan información científica, solo comunicados de prensa sin aval científico.

Sapiensideas solicitó, a través de un correo electrónico dirigido a las compañías RDIF y ChemRar, copias de los resultados de los ensayos clínicos llevados a cabo que comprueben científicamente la eficiencia del antiviral ruso, pero hasta el momento de esta publicación no ha habido respuesta.

Ni en las revistas Science, o las del grupo SPRINGER-Nature , PNAS, The New England Journal of Medicine, JAMA o en ninguna de los grupos editoriales The LancetElsevier o Cell –todas ellas aglutinan más de mil publicaciones científicas– se encuentra un solo artículo sobre el avifavir ruso.

Informes japonés y de la OMS sobre favipiravir

De lo que si hay información científica, aunque escasa, es del medicamento japonés favipiravir: apenas un día antes del comunicado de RDIF, los japoneses dieron a conocer el Informe preliminar del estudio observacional de favipiravir en Japón, publicado el 2 de junio en la revista de la Asociación Japonesa de Enfermedades Infecciosas por investigadores de la Universidad de la Salud Fujita y otras tres instituciones del país asiático. Ahí reportan los efectos del medicamento en pacientes nipones hospitalizados con COVID-19.

La investigación de un equipo de seis científicos encabezada por Yohei Doi, de la Universidad de la Salud Fujita, analizó los efectos del antiviral en 2 mil 158 pacientes y los resultados indican que el fármaco es efectivo en pacientes con la enfermedad leve y moderada de COVID-19, pero en aquellos que padecen un cuadro severo o crítico su efecto es prácticamente nulo.

“Los datos reportados aquí sugieren que la gran mayoría de los pacientes con enfermedad leve y moderada se ha recuperado de la enfermedad, mientras que el mal pronóstico es frecuente entre aquellos con enfermedad severa”, detalla el estudio.

Y advierte que, dado que más del 80% de los pacientes de COVID-19 desarrolla una enfermedad leve y que a menudo mejoran con terapia de apoyo, “se debe tener precaución en no malinterpretar la eficacia de favipiravir”. En otras palabras, es muy pronto para concluir que este medicamento sea realmente eficaz contra la pandemia.

El 10 de abril pasado el ensayo global Solidarity de la Organización Mundial de la Salud publicó los resultados de un análisis sobre la efectividad del favipiravir contra COVID-19 y en las conclusiones se indica que, de acuerdo con los estudios llevados a cabo en Estados Unidos, no hay evidencia de que sea efectiva contra el coronavirus.

El comité de expertos de la OMS señala que hacen falta datos preclínicos, in vitro con diferentes líneas celulares y también en animales. Menciona que no hay datos confiables e interpretables sobre la eficacia y la seguridad de las intervenciones terapéuticas para pacientes hospitalizados por COVID-19, y que no hay diferencia estadística entre el efecto de favipiravir y el no utilizar ningún medicamento.

Por lo tanto, indica la OMS, se deben generar más pruebas antes de llevar a cabo ensayos clínicos en Solidarity con favipiravir.

De esta manera no hay que echar las campanas al vuelo con un supuesto tratamiento que no ha demostrado eficacia contra el SARS-CoV-2. De hecho, algunos medios en México han “informado” que el gobierno mexicano ya ha comprado un lote de tal “medicamento contra la COVID-19”.

Como o demostró el vergonzoso caso de los ventiladores del hijo del funcionario Manuel Bartlett, en tiempos de urgencia y necesidad siempre hay vivales al acecho que buscan aprovecharse y obtener ganancias a cambio de “supuestos beneficios” que se venden a precios de oro y que podrían resultar fraudulentos.

Quizá al equipo de “técnicos” de la Secretaría de Salud que lleva a cabo las políticas del gobierno mexicano frente a la pandemia se le olvidó informar al presidente que este medicamento contra el coronavirus no ha mostrado su eficacia … O quizá tampoco lo sabe. Ojalá que el canciller Marcelo Ebrard sí lo averigüe antes de salir de compras.

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