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Para las mujeres no hay nada qué celebrar en la ciencia

Recientemente, gracias al hackeo de Guacamaya Leaks la sociedad supo que para el ejército mexicano de la autodenominada cuarta transformación los colectivos y grupos feministas representan un mayor riesgo para la seguridad nacional que los cárteles del crimen organizado como el Jalisco Nueva Generación, los Caballeros Templarios, La Familia, Los Beltrán Leyva o Guerreros Unidos, entre otros.

No se trata de una simple clasificación para el anecdotario, sino de lineamientos gubernamentales que guían las diversas políticas públicas: la lucha feminista –una de las más trascendentes para la humanidad por sus implicaciones sociales, políticas, económicas y culturales– es concebida por el ejército y el gobierno mexicanos como una amenaza para el país.

En el campo de la ciencia esta concepción se refleja en una medida discriminatoria establecida en el “Reglamento de Becas para el Fortalecimiento de la Comunidad de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación” (consultar en: https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php%3Fcodigo=5645801%26fecha=16/03/2022#gsc.tab=0), aprobado hace casi un año, el 16 de marzo de 2022, por la directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces.

En dicho reglamento, publicado en el Diario Oficial de la Federación, se establece en el Capítulo VII “De la Suspensión y Cancelación de la Beca”, en el Artículo 19, lo siguiente: “Serán causas de suspensión de la Beca o del Apoyo complementario, las siguientes: II. Cuando la persona Becaria la solicite con motivo de alguna situación de caso fortuito, de fuerza mayor o cualquier otra situación que lo amerite, incluyendo enfermedad, embarazo, parto, puerperio o labores de crianza, entre otras, que le impida continuar con el desarrollo de los compromisos asumidos, presentando la documentación que lo acredite, con el único propósito de beneficiar a las personas becarias”.

En el “Reglamento de Becas para el Fortalecimiento de la Comunidad de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación”, aprobado hace casi un año, el 16 de marzo de 2022, se establece la suspensión de la beca por embarazo, parto, puerperio o labores de crianza. Imagen cortesía de: rawpixel.com.

A más de cuatro años del actual gobierno federal, la situación de las científicas en México sigue estancada; paradójicamente, nada ha mejorado para ellas con una mujer al frente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Ma. Elena Álvarez-Buylla, quien desde marzo de 2022 decidió suspender las becas de posgrado a mujeres por “embarazo, parto, puerperio o labores de crianza”.

Debido a que en esta etapa académica es donde se forman las científicas, al suspenderse las becas se truncan sus carreras. Lo óptimo es extender la beca para ayudar a las mujeres en su formación como científicas y en la conformación de sus familias durante el parto y la crianza de sus hijas e hijos, pero el Conacyt prefiere optar por suspender la beca.

Por ello, este 8 de marzo (y todos los demás días del año durante las siguientes décadas) en el llamado “Día Internacional de la Mujer” poco tendrán que conmemorar las mujeres en la ciencia mexicana, que sigue y seguirá siendo patriarcal y misógina.

A más de cuatro años de la actual administración, la situación de las científicas en México sigue estancada: únicamente poco más de una tercera parte de las integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (35%, de un total de 33 mil) son mujeres y su presencia en puestos directivos en las instituciones científicas son menores al 5%.

Paradójicamente, nada ha mejorado para las científicas con una mujer al frente del Conacyt, por el contrario, las condiciones han empeorado significativamente.

al suspender las becas se truncan sus carreras. Lo óptimo es extender la beca para ayudar a las mujeres en su formación como científicas y en la conformación de sus familias durante el parto y la crianza de sus hijas e hijos, pero el Conacyt prefiere optar por suspender la beca.

Al planeta le faltan 132 años para alcanzar el objetivo de paridad total, de acuerdo con el reporte Brecha Global de Género 2022 del Foro Económico Mundial.

Efecto Matilda e inequidad mundial 

No solo en México, sino en el mundo entero, la humanidad aún se encuentra muy lejos de la equidad de género. De acuerdo con el informe Brecha Global de Género 2022 del Foro Económico Mundial (http://reports.weforum.org/global-gender-gap-report-2022) al planeta todavía le faltan 132 años para alcanzar el objetivo de paridad total.

En 102 de los 146 países analizados las condiciones son todavía peores: se necesitarán 155 años para cerrar la brecha de género en el rubro de Empoderamiento Político, y 151 años para la Participación Económica y Oportunidades. Un siglo y medio más de inequidad.

En el campo académico y científico esta disparidad se refleja en el llamado “Efecto Matilda”, un término acuñado en 1993 que hace referencia al prejuicio en contra de las mujeres científicas, que les niega el reconocimiento de sus logros. El nombre proviene de la científica, sufragista y abolicionista estadounidense Matilda Joslyn Gage, quien denunció la atribución de sus logros e inventos obtenidos en el siglo XIX a sus colegas hombres.

Ciento cincuenta años después el Efecto Matilda sigue boyante en el mundo: de acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature Physics, en octubre pasado (https://doi.org/10.1038/s41567-022-01770-1), las mujeres son menos citadas que los hombres, sin importar el contenido de la investigación sino por el simple hecho de ser dirigida por una mujer.

en el mundo entero, la humanidad aún se encuentra muy lejos de la equidad de género. De acuerdo con el informe Brecha Global de Género 2022 del Foro Económico Mundial, al planeta todavía le faltan 132 años para alcanzar el objetivo de paridad total.

Las mujeres son menos citadas que los hombres. No importa el contenido de la investigación sino el simple hecho de ser dirigida por una mujer; se les niega el reconocimiento de sus logros en el campo de la física y en todos los demás.

El número de citas es utilizado habitualmente para medir el resultado de una investigación y su impacto; con frecuencia es la base de las evaluaciones en los comités de organismos científicos (como el Sistema Nacional de Investigadores en México), así como para la contratación académica y el financiamiento de las investigaciones. Por ello en muchos aspectos son un indicador clave para evaluar el trabajo de las y los científicos.

“Los artículos de física escritos por mujeres están significativamente subcitados en comparación con los escritos por hombres”, reporta el estudio, luego de revisar más de un millón de artículos en 35 revistas de física.

Pero dado el hecho de que las mujeres están subrepresentadas en física (y otros campos de la ciencia) enfrentan prejuicios y discriminación aún mayores; este sesgo se refleja en las prácticas de citación, lo que afecta negativamente el reconocimiento de su trabajo científico.

El estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pennsylvania, en Filadelfia, encabezados por Dani Bassett, del Departamento de Bioingeniería, analizó el género del primer y último autor citado en un millón 70 mil artículos científicos publicados entre 1995 y 2020.

Encontraron que las publicaciones que tenían un primer y último autor hombre, se citaban con más frecuencia de lo esperado, mientras que aquellos con una primera y/o última autora mujer se citaban con menos frecuencia, con una brecha general de citas de género de aproximadamente el 4.23%.

Los autores afirman que sus hallazgos sugieren que existe un sesgo que favorece la citación de artículos en el campo de la física a los hombres sobre las mujeres.

el Efecto Matilda sigue boyante en el mundo: de acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature Physics, las mujeres son menos citadas que los hombres, sin importar el contenido de la investigación sino por el simple hecho de ser dirigida por una mujer.

La científica, sufragista y abolicionista estadounidense Matilda Joslyn Gage, denunció la atribución de sus inventos y logros a sus colegas hombres en el siglo XIX. Siglo y medio después el “Efecto Matilda” sigue boyante en todo el mundo.

Sin embargo, esta inequidad se presenta en todas las disciplinas científicas. Al estar basada en un prejuicio, cuestiona la probidad de las prácticas de los comités de evaluación de organismos e instituciones científicas –como el reglamento de las becas de posgrado del Conacyt–, así como del trabajo individual de cada científico y científica al momento de elegir la bibliografía consultada y citada.

Para tratar de corregir esta realidad, en muchos casos conllevaría una revisión de los criterios de evaluación e, incluso, a una reevaluación dirigida a reconocer y recompensar las contribuciones de las científicas, de la misma manera que se hace con los científicos, pero lamentablemente esto no ocurrirá en todo este siglo.

 
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