Ante la creciente demanda de alimentos en todo el planeta, los del mar, producidos a partir de la pesca silvestre y la acuicultura, representan solo el 17% de la producción actual de carne comestible en todo el mundo, pero podrían tener un papel importante en la seguridad alimentaria y nutricional mundial para los próximos 30 años.
Si se explotan de manera sostenible, su producción mundial anual, en especial la maricultura, podría aumentar de 21 millones a 44 millones de toneladas consumibles para el año 2050, es decir, podría incrementar entre el 12% y el 25% de la carne necesaria para 9 mil 800 millones de personas que habrá en el planeta a mediados del presente siglo.
Sin embargo, de acuerdo con una investigación publicada en la revista Nature de esta semana, para que este incremento ocurra se requieren varios factores, entre ellos, reformas políticas y leyes que impulsen la pesca y la acuicultura de manera sostenible.
También se necesitan innovaciones tecnológicas que posibiliten una producción ecológica de alimentos para los animales marinos y desarrollos tecnológicos que permitan disminuir la pesca incidental; asimismo, se debe impulsar el crecimiento de la demanda y el consumo de alimentos marinos entre la población, lo cual, además, ayudará a mejorar los niveles nutrimentales de los ciudadanos.
El artículo titulado El futuro de la comida del mar, encabezado por Christopher Costello, de la Universidad de California, participa un equipo transdisciplinario y multinacional de científicos de Argentina, China, Chile, España, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Noruega y Sudáfrica, entre ellos el científico mexicano Miguel Ángel Cisneros Mata, investigador del Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura y uno de los más connotados en este campo a nivel internacional.
“El crecimiento de la población mundial aumentará considerablemente la demanda de alimentos nutritivos en los próximas décadas”, señala la investigación. “La desnutrición y el hambre todavía afectan a muchos países y las proyecciones de población e ingresos para 2050 sugieren una necesidad futura por más de 500 megatoneladas (Mt) de carne por año para consumo humano”.
Miguel A. Cisneros Mata y sus coautores señalan en el artículo que la producción de carne derivada de la producción agrícola (cerdo, res, pollo, etc.) y acuícola de agua dulce es un desafío por su tasa de rendimiento, ya que compromete los escasos recursos hídricos y terrestres de diversos ecosistemas, pero sobre todo tiene efectos notables en la biodiversidad y el cambio climático.
“Hay un enorme potencial para la producción de alimento marino porque es nutricionalmente diverso y evita o disminuye muchos de los efectos ambientales en la producción de alimentos terrestres”, indica Cisneros Mata.
la producción de carne derivada de la tierra (cerdo, res, pollo, etc.) es un desafío por su tasa de rendimiento, ya que compromete los escasos recursos hídricos y terrestres de diversos ecosistemas, pero sobre todo tiene efectos notables en la biodiversidad y el cambio climático.
Comida del Océano
Los alimentos marinos –peces, mariscos y moluscos– tanto de pesquerías silvestres como de la acuicultura, se encuentran en una posición única para contribuir tanto al suministro de alimentos como a la seguridad alimentaria y la nutrición mundiales en el futuro, mencionan los investigadores en el artículo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que el mundo requerirá 177 millones de toneladas adicionales de carne para el 2050, y los científicos sostienen que los alimentos adicionales del mar, por sí solos, podrían contribuir de manera plausible con entre el 12% y el 25% de esta necesidad.
Los científicos consideran que este incremento puede darse tanto en la pesca silvestre como en un sector todavía poco explotado: la maricultura.
“Este cultivo se basa en granjas con jaulas marinas que contienen las distintas especies de peces o mariscos en las costas, donde también se requieren laboratorios para preparar los alimentos”, explica Cisneros Mata. “Eso está avanzando muy lentamente en el mundo y en nuestro país, aunque hay un enorme potencial de producción de alimento”.
Por un lado, la pesca silvestre depende de mantener una gestión eficaz de prácticas sostenibles en las pesquerías lo que implica, por ejemplo, establecer y hacer cumplir límites de captura basados en la ciencia con intervenciones apropiadas que dependerán de los contextos biológicos, socioeconómicos, culturales y de gobernanza de cada pesquería.
Por otro lado, en el caso de las existencias infrautilizadas, se tendrán que expandir los mercados existentes. “Para las poblaciones sobreexplotadas, requerirá adoptar o mejorar las prácticas de manejo que eviten la sobrepesca y permitir que las poblaciones agotadas se recuperen”, indica el estudio.
El caso de la maricultura, se trata de un tipo de producción que puede ser sostenible e incrementarse notablemente. Si bien a nivel mundial hay países como China que han aprovechado este recurso, en el resto del mundo todavía es incipiente y puede explotarse de manera sostenible su gran potencial productivo.
De ahí que Cisneros Mata recalque que el objetivo del artículo científico es proporcionar información y evidencia científica a los tomadores de decisiones, principalmente a los países integrantes del Panel de Alto Nivel –que reúne a los jefes de Estado de los 14 países de mayor desarrollo económico, entre los que se encuentra México–, para darles elementos para impulsar leyes y políticas alimentarias hacia el futuro.
Los alimentos marinos, especialmente producidos a través de la maricultura, son capaces de producir de manera sostenible sustancialmente más alimentos que en la actualidad, afirman los científicos.
Los científicos buscan proporcionar información y evidencia científica a los tomadores de decisiones, para impulsar leyes y políticas alimentarias hacia el futuro.
México, sin reglamentación
Cisneros Mata comenta que México se encuentra entre el lugar 14 y 17 a nivel mundial, dependiendo del tipo de alimento de extracción, por lo que considera que con las regulaciones apropiadas y los programas gubernamentales indicados se podría incrementar notablemente la capacidad para producir alimentos del mar.
Actualmente, en nuestro país existe un consumo per cápita de 13 kilos anuales, muy por debajo del promedio mundial, que es de 20 kilos. “Lo que ocurre aquí es muy parecido a lo que ocurre en el mundo: se consume mucho producto cárnico terrestre y no consumimos tanto producto acuático, ya sea producción acuícola o de pesca”.
La producción nacional de alimentos marinos se ha estabilizado, tanto en la captura como en la acuicultura, por ello, se requieren reformas y regulaciones a las políticas nacionales que impulsen su crecimiento.
Como autoridad mundial y nacional en la materia, Cisneros Mata trabajó arduamente junto con legisladores, científicos, productores y cooperativistas para la modernización de la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentable, promulgada en 2007, sin embargo, han pasado 13 años y no se ha publicado su reglamento por motivos políticos.
Es decir, nuestro país carece del reglamento adecuado que impulse el crecimiento de la producción de alimentos marinos, por lo que el experto urgió en la necesidad de retomar este pendiente que requiere el país para la producción de alimentos en los próximos años.
Este es un asunto urgente pues, ante el embate de la pandemia de COVID-19, se ha puesto en evidencia la necesidad de mejorar la nutrición de los mexicanos y esto se puede lograr impulsando el consumo de alimentos del mar, que son más nutritivos que las carnes terrestres.
Por ejemplo, la maricultura es un tipo de producción acuícola casi inexistente en México y que está creciendo en algunos países de Asia y América Latina, por lo que nuestro país necesita prácticas y políticas que impulsen la expansión de su producción ambientalmente sostenible.
El equipo de científicos espera que en las próximas reuniones de la FAO y del Panel de Alto Nivel, pospuestas a causa de la pandemia, se aborden las recomendaciones obtenidas en el artículo publicado hoy, para posteriormente empezar su discusión e implementación en las regiones como América Central o Sudamérica y también a nivel nacional.
Consideran que el planeta se encuentra en un momento crucial en el que es posible enfrentar hoy el futuro de la alimentación global desde los océanos.
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