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lunes, mayo 20, 2024
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México ante la inminente pandemia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió declarar ayer la emergencia internacional por el brote del coronavirus de Wuhan o 2019-nCoV como un riesgo internacional que requiere la coordinación de acciones globales contra un probable brote pandémico y proteger a países que no cuentan con los medios para combatir la posible llegada del virus, como México.

La decisión ocurre un mes después de que el gobierno chino diera a conocer, el pasado 31 de diciembre, el surgimiento de un nuevo patógeno que hasta ayer había infectado a más de 9 mil 800 personas y que ha cobrado la vida de 213. Del total de enfermos, 98 han sido diagnosticados en 19 países fuera de China (Alemania, Australia, Camboya, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Filipinas, Finlandia, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, Nepal, Singapur, Sri Lanka, Tailandia, Taiwán y Vietnam). De estos casos, siete no tenían antecedentes de haber viajado al origen de la infección y tres se han enfermado por transmisión de persona a persona fuera del gigante asiático. Hasta ahora no se ha producido ningún fallecimiento fuera de China.

Declarar una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés) es el nivel más alto de alarma de la OMS y forma parte del Reglamento Sanitario Internacional implementado desde 2009 con el surgimiento de la pandemia de influenza A (H1N1) en México, y se establece cuando ocurre un evento lo suficientemente grave que constituye un riesgo para la salud pública de otros países, a causa de la propagación internacional de una enfermedad imprevista y con grandes posibilidades de extenderse, lo que requiere de una respuesta internacional coordinada.

La OMS ha declarado en varias ocasiones el PHEIC: en 2009, contra el A H1N1; en 2014, contra la  polio; en 2014 , contra el Ébola en África Occidental; en 2016, contra el zika en América; y en 2019, contra el Ébola en la República Democrática del Congo.

Aún con las medidas extraordinarias e impresionantes del gobierno chino –que han recibido el reconocimiento internacional–, hasta ahora el brote del virus sigue creciendo de manera imparable, por lo que para el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, y expertos de varias partes del mundo, podría significar el surgimiento de una pandemia “sin precedentes”. La semana pasada, la OMS evitó la declaratoria porque solo había un país fuera de China que había reportado un caso: Vietnam. A siete días de distancia, el panorama es totalmente distinto.

A pesar del aislamiento de más de 50 millones de personas de 12 ciudades en China –un suceso sin precedentes a nivel mundial–, tan solo el día de ayer el gobierno chino reportó dos mil casos nuevos y el fallecimiento de 43 personas más. Esto da una idea de la magnitud del problema.

Los medicamentos y los suministros médicos se están agotando peligrosamente, pese a las medidas de emergencia y del poderío económico de China y a pesar de a ayuda internacional; por ejemplo, la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong señala que la ciudad de Wuhan recibió 240 mil máscaras, 25 mil batas protectoras y 4 mil gafas médicas de su grupo de exalumnos en Alemania, y la comunidad china de Singapur envió 75 mil máscaras médicas.

En la ciudad de Wuhan, centro del brote y con 11 millones de habitantes (los mismos que el ex Distrito Federal, Ciudad de México), los hospitales están saturados y los suministros sanitarios están empezando a escasear; el miedo ha dado paso al enojo y la ira entre muchos de sus habitantes. En medios de comunicación de todo el mundo y redes sociales se han distribuido imágenes de los médicos, enfermeras y personal que atiende a la población agotados, durmiendo solo 2 o 3 horas al día, en bancas y hasta en el suelo.

El sistema de salud chino está enfrentando una dura prueba, aunque ya iniciaron la construcción de dos hospitales exclusivos para atender la epidemia, las medidas de contención como el aislamiento, el distanciamiento social, las restricciones involuntarias a la movilidad de las personas erosiona la confianza hacia las autoridades y socava la cooperación con las autoridades sanitarias. Por ello, ganar la confianza del público es fundamental para cualquier estrategia de salud pública. ¿Hasta cuándo podrá seguir controlando el gobierno chino la situación?

Aislamiento del virus

Los esfuerzos de la comunidad científica internacional están dando importantes pasos para contrarrestar el virus: el 29 de enero investigadores australianos del Instituto Peter Doherty en Melbourne, anunciaron que pudieron cultivar el coronavirus en células en laboratorio. Aislaron el virus de la primera persona diagnosticada con la infección en Australia y ahora los pueden usar para someterlos a células inmunológicas o anticuerpos que ayuden a desarrollar métodos de diagnóstico que ayuden a identificar si las personas (con síntomas o sin ellas) han estado expuestas al nuevo virus.

Los virus cultivados en laboratorio son esenciales para la investigación sobre el comportamiento del virus en cultivo o en huéspedes animales. También es útil para someterlos a los fármacos que ya existen contra virus, desarrollar nuevos medicamentos e incluso, vacunas.

También se pueden utilizar estos virus para producir partes sintéticas con una sección de su genoma, a veces con la información genética responsable de invadir las células o aquellas que producen los síntomas de la enfermedad.

Otro hallazgo importante son tres casos asintomáticos de personas portadoras del virus que no presentaron ningún síntoma de enfermedad, así como de casos de súper dispersadores o súper contagiadores, que son aquellas personas que pueden contagiar a un mayor número de personas de la media. Aunque ya han sido identificados, en ambos tipos se ignoran las causas.

Por otro lado, de acuerdo con un estudio publicado en la revista The Lancet, científicos chinos analizaron diez secuencias genómicas del coronavirus de pacientes en Wuhan, y encontraron que el virus está más estrechamente relacionado con dos coronavirus similares al síndrome respiratorio agudo severo humano (SARS) derivados de murciélagos. Si bien el virus es genéticamente diferente al SARS y el MERS, se debe considerar un nuevo virus que infecta a humanos, puede usar la misma “puerta” molecular de infección para ingresar a las células humanas.

También se llevó a cabo el análisis de 99 pacientes con 2019-nCoV, incluidos los primeros 41 casos de Wuhan, y que ha reunido el mayor conjunto de datos clínicos y de tratamiento contra el nuevo patógeno. Ya se sabe, por ejemplo, que el coronavirus tiene un período de incubación de 2 a 14 días, con posible transmisión asintomática. Esta información se está replicado en todos los hospitales donde se atienden a las personas enfermas en China.

Con esta información se obtuvo la evidencia que una cadena de transmisión del virus de cuatro “generaciones” (una persona que originalmente contrajo el virus de una fuente animal infectó a otra persona, que infectó a otra persona, que luego infectó a otra persona), lo que sugiere una transmisión sostenida de humano a humano.

México, sin respuesta

Así de dispares son las respuestas ante el coronavirus: mientras que a nivel internacional se están articulando y reforzando medidas científicas, tecnológicas y sanitarias para contener el brote, principalmente en China, a nivel nacional se presume contar con un arsenal de cubrebocas (que no sirven para evitar contagios por virus entre personas). No solo son ridículas sino patéticas las declaraciones de funcionarios de la Secretaría de Salud.

El director de epidemiología de la Secretaría de Salud, José Luis Alomía, afirma que el país cuenta con insumos suficientes como “cubrebocas” para enfrentar la enfermedad. Sin embargo, la realidad indica que nuestro país no cuenta con los elementos para enfrentar la llegada del virus. No hay laboratorios científicos capaces de identificar los virus, no hay un solo experto en este germen en México y de los 100 investigadores que estudian virus, menos del 30% es especialista en virus de impacto epidemiológico.

Ni el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) ni el Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), pertenecientes a los Institutos Nacionales de Salud, tienen la capacidad para atender  a la población en una situación de emergencia.

Si el sistema de salud del país es incapaz de atender las necesidades de atención actual a la población, con menor razón podrá atender una probable emergencia sanitaria frente a un nuevo patógeno que amenaza convertirse en una pandemia.

El cubrebocas es casi una medida casi burlesca. No sirve para contener virus y, por lo tanto, para evitar contagios. Así que no vaya a comprar cubrebocas.

Como parte de la alerta de la OMS, nuestro país está obligado a estar preparado para la contención, incluida la vigilancia activa, la detección temprana, el aislamiento y la gestión de los casos, el seguimiento de contactos y la prevención de la propagación de la infección por 2019-nCoV, y debe compartir la información completa a la OMS.

Nuestro país no puede realizar investigaciones ya que ni siquiera hay especialistas; tampoco identificar en nuevo coronavirus, por lo que las pruebas se tendrán que enviar a laboratorios internacionales. La soluciones llegarán del extranjero y lo que tiene que hacer el país es preparar las finanzas públicas o endeudarnos para comprar los medicamentos y los métodos de diagnóstico que desarrollen las farmacéuticas trasnacionales.

En días recientes, el Presidente del país dijo que “México es uno de los países más preparados para enfrentar el virus”, pero esto es, en la realidad, una falacia. Los hechos lo demostrarán.

Letalidad del coronavirus

Afortunadamente, hasta ahora el indice de letalidad del 2019-nCoV es de entre el 2 y el 2.3%, de manera que es mucho menos peligroso que en su momento el A H1N1. Para no generar pánico comparto las siguientes cifras: en 2009 el virus de la influenza A H1N1 infectó a más de 72 mil mexicanos y mató a 3 mil 440; en 2010 el A H3N2 causó la muerte de 45 personas; en 2012 el A H1N1, ocasionó el fallecimiento de 60 mexicanos; en 2014, de mil 112; en 2015, de 81; en 2016, de 620; en 2017, de 467; en 2018, de 140 y en 2019, mató a 676 personas.

Esto significa una tasa de letalidad de entre el 1.36 al 12.27, el nuevo coronavirus ha tenido una letalidad de entre 2 y 2.3, es decir, puede ser que los efectos sean muy parecidos a los de la influenza estacional. Así que quizá la pandemia que viene no sea tan mortífera. Sin embargo, los virus mutan…

Publicado en MVS Noticias (mvsnoticias.com)

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