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jueves, mayo 9, 2024
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Los microplásticos de neumáticos y frenos se expanden por la atmósfera

La producción mundial de plástico alcanzó las 359 millones toneladas en 2018 y, en consecuencia, la contaminación de todos los ecosistemas por estos materiales de diferentes composiciones y tamaños se ha incrementado notablemente.

La causada por microplásticos –que son partículas de entre 2.5 a 10 micras (micra o micrómetro es una milésimas de milímetro)– ha sido ampliamente estudiada desde hace algunos años por investigadores, ecólogos y ambientalistas que saben que los océanos, lagos, ríos y la tierra son cada vez más afectados. Sin embargo, a pesar de su impacto ambiental, en la salud de animales y humanos se sabe muy poco acerca de su dispersión por la atmósfera.

Un equipo de científicos de Austria y Noruega, liderado por Nikolaos Evangeliou, del Instituto Noruego de Investigación del Aire (NILU), observó que los microplásticos generados por el desgaste de llantas y frenos de todos los vehículos automotores se están depositando en lugares remotos de océanos y en el hielo del Ártico.

De acuerdo con la investigación publicada en la revista Nature Communications, al año se producen 6 millones 100 mil toneladas de micropartículas de neumáticos de las cuales 2 millones 907 mil toneladas son de 2.5 micras (PM2.5); y 500 mil toneladas de micropartículas de balatas o frenos, de las cuales 175 mil toneladas son menores a PM2.5.

Ambos residuos son conocidos como “micropartículas viales o de carretera” que pueden permanecer en el aire por largos períodos y se depositan en regiones remotas del planeta.

Los investigadores observaron que las PM2.5 pueden permanecer en la atmósfera entre 18 y 37 días, mientras que las PM10 permanecen en el aire entre 5.5 y 11 días.

Las emisiones de microplásticos viales se concentran en el este de Estados Unidos, el norte de Europa y grandes áreas urbanizadas del este de China, Medio Oriente y América Latina, incluida la Ciudad de México, donde las densidades de vehículos son altas.

De acuerdo con la investigación, el 50% de las micropartículas PM2.5 se depositan en los océanos; el 36%, en los continentes; y el 21%, en las superficies de hielo y nieve como los polos, principalmente en el Ártico. En tanto, las partículas PM10 se distribuyeron en un 57.3%, en los continentes; el 32.5%, en los océanos; y el 13%, en el hielo y la nieve.

Las partículas de llantas se producen por la abrasión mecánica y corrosión. Los neumáticos están hechos de una mezcla de elastómeros como caucho (natural y sintético), negro de carbón, cordón de acero, fibras y otros componentes orgánicos e inorgánicos utilizados para mejorar su estabilidad. Se producen por fuerzas de corte entre la banda de rodadura y el pavimento del camino, generando partículas gruesas y submicrónicas generadas por volatilización.

Las pastillas de frenos o balatas se hacen con aglutinantes, fibras, aditivos de fricción, lubricantes y abrasivos, por lo que conforman una mezcla complicada de metal y plástico. Las emisiones de micropartículas de frenos dependen de la fricción del material, de la frecuencia y severidad del frenado, la velocidad, peso, estado y mantenimiento del automóvil y las condiciones ambientales.

Estas partículas son coloridas, en su mayoría oscuras similares al negro carbón que absorben luz y disminuyen el albedo superficial de la nieve y hielo lo que acelera su derretimiento.

“El transporte microplástico atmosférico se ha pasado por alto en gran medida”, señalan los científicos en el artículo. “Encontramos una alta eficiencia de transporte de estas partículas a regiones remotas”.

El Ártico es una región receptora particularmente sensible a esta contaminación, ya que puede contribuir al calentamiento global, al derretimiento acelerado de los polos y a un mundo cada vez más lleno de basura plástica.

 
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