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Una crisis oculta bajo nuestros pies

El 96% del agua dulce no congelada del planeta es invisible para la humanidad. Se encuentra almacenada y oculta a decenas o centenas de metros de profundidad debajo de nuestros pies, como si la naturaleza quisiera mantenerla escondida del ser humano en acuíferos entre capas de roca y suelo. Sin embargo, debido al aumento de la demanda, la gestión inadecuada y la falta de gobernanza se ha generado su sobreexplotación indiscriminada.

Es la principal fuente de agua para miles de millones de personas y también para la mitad de la agricultura mundial, por lo que su agotamiento ocasionará una crisis global que afectará la subsistencia de la humanidad en los próximos años.

Una conmemoración contradictoria en el marco del Día de la Tierra, pero necesaria para recordar el grave riesgo al que nos enfrentamos: más de la mitad de los principales acuíferos del mundo se están agotando, muchos de ellos a un ritmo alarmante, revela una investigación publicada en la revista Science de esta semana.

Esto implica una amenaza inminente para miles de millones de personas, señalan Scott Jasechko y Debra Perrone, investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara, quienes observaron las vulnerabilidades críticas de los acuíferos al analizar los datos de casi 39 millones de pozos de todo el mundo.

Entre el 6% y 20% de estos pozos (de 2.4 millones a 8 millones) que se utilizan para bombear el agua de los acuíferos en 40 países, entre ellos México, están a punto de secarse. Solo tienen agua con una profundidad de poco más de 5 metros de su nivel freático superior.

En algunos casos se excavan nuevos pozos a mayor profundidad, pero también hay nuevas perforaciones que no son más hondas. Sin embargo, nuevos y viejos pozos se están quedando sin agua.

Pozos de agua en varias partes del mundo, los puntos rojos son los más profundos y los azules los menos profundos, el 20% de ellos está apunto de quedar secos. Cortesía de: Science.

Al irse agotando continuamente las aguas subterráneas se está formando una nueva brecha de desigualdad: los países ricos que cuentan con los recursos para pagar el costo de perforar pozos más profundos dispondrán del líquido vital. En cambio, progresivamente las comunidades más pobres, tanto en el campo como en las ciudades, experimentarán mayores restricciones en las regiones donde los niveles de agua subterránea están en declive, como por ejemplo, el Valle Central de California o el norte y centro de México (vale la pena señalar que entre el 60% y 70% del agua que se consume en la Ciudad de México proviene del subsuelo).

A esto hay que agregar los efectos del Cambio Climático que afectan directa e indirectamente la recarga de los mantos freáticos a ritmos insuficientes para resarcir los niveles de su consumo.

La suma de los factores climáticos y el consumo insostenible generará una continua disminución de los recursos hídricos, lo cual, de acuerdo con los investigadores, podrá desencadenar nuevos conflictos económicos y sociales violentos e incluso se generarán nuevas oleadas de personas desplazadas y refugiadas por esta causa.

No hay que olvidar que el agua subterránea es un recurso local influenciado por condiciones hidrogeológicas, por políticas nacionales e internacionales de agua, conductas socioculturales y factores económicos. Por ello, conocer los recursos de agua subterránea a escala mundial es clave por el papel que este compuesto tiene en el comercio, la política, el desarrollo sostenible y las relaciones internacionales.

progresivamente las comunidades más pobres, tanto en el campo como en las ciudades, experimentarán mayores restricciones en las regiones donde los niveles de agua subterránea están en declive, como por ejemplo, el Valle Central de California o el norte y centro de México

Cien millones de datos

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron la información proporcionada por satélites como Gravity Recovery y Misión Climate Experiment (GRACE) de la NASA, o la que pueden identificar tendencias a gran escala sobre los cambios en el almacenamiento de agua subterránea; permiten comprender el comportamiento e identificar tasas excesivas del declive de los acuíferos.

Sin embargo, los satélites no pueden observar debajo de la superficie de la Tierra para medir las alturas y fluctuaciones del nivel freático. Por lo que también usaron los datos disponibles en todos los gobiernos sobre la cantidad de pozos, pero a pesar de ser infraestructura básica, se enfrentaron al problema de que muchos sistemas de aguas, como el de México, carecen de información clave como la ubicación y profundidad exacta de los pozos.

Los científicos se enfrentaron a la titánica tarea de compilar un sistema de información a escala global de más de 39 millones de registros de ubicaciones de pozos de agua subterránea, profundidades, propósitos y fechas de construcción que proporcionan datos locales a escala mundial.

Esta información permite promover una mejor comprensión de los patrones espacio-temporales de los pozos. “Los datos de aguas subterráneas son notoriamente difíciles de recopilar y cotejar”, mencionan los investigadores.

Reunieron información de territorios que representan el 40% del agua dulce mundial no congelada; así, determinaron que el bombeo de la mitad de todas las aguas subterráneas del mundo se lleva a cabo en 40 países (entre ellos México), que son el hogar de más de 3 mil millones de personas. Observaron una densidad promedio de 0.7 pozos por kilómetro cuadrado.

Después de 100 millones de mediciones, los investigadores también se percataron que el promedio de profundidad es de 46 metros con una mediana de 31 metros. Uno de cada 17 y uno de cada cinco pozos no tiene más de 5 metros de profundidad del nivel superior freático, por lo tanto, los investigadores sugieren que entre el 6 y el 20% de los pozos son particularmente vulnerables. Al menos la mitad de ellos se secan durante gran parte del año debido a una combinación de reducción de recarga estacional e interanual y fluctuaciones del nivel freático por la sobreexplotación.

Los científicos sostienen que para garantizar que el agua subterránea siga siendo una fuente hídrica confiable y sustentable se deben abordar varios desafíos formidables: la gobernanza inclusiva, la gestión eficaz y una definición acordada de sostenibilidad de aguas subterráneas, como elementos indispensables de lo que debe ser una gestión estratégica y multifacética, que hasta ahora no existe.

La mayoría de los grandes sistemas de aguas subterráneas son regionales y transfronterizos, por lo que la colaboración regional e internacional es esencial para establecer sistemas de información compartidos que permitan monitorear integralmente los niveles de agua subterránea y su calidad. Para ello, la colaboración científica y la diplomacia del agua son claves.

También lo son la creación de nuevas instituciones científicas, la conformación de un organismo multilateral, así como de redes de difusión y divulgación para crear conciencia social y política sobre la necesidad urgente de proteger las aguas subterráneas como un elemento clave de la seguridad hídrica del planeta y para que dejen de ser invisibles.

 
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