La semana pasada el ejecutivo envió su propuesta de presupuesto para 2023 y, como ha ocurrido en los cuatro años anteriores, lo más seguro es que el legislativo la aprobará sin modificar una sola coma.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!En el “Paquete Económico y Presupuesto 2023” el Proyecto de Egresos de la Federación destinará al Ramo 38 “Programa de Ciencia, Tecnología e Innovación” un monto de 128 mil 746 millones 300 mil 18 pesos, lo que implica un incremento en términos reales de alrededor del 4% respecto al 2022, descontando una inflación del 8.62% en lo que va del año.
Se trata de la cifra más alta que ha destinado el actual gobierno a la ciencia y la tecnología, sin embargo, estos datos representan alrededor del 0.44% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, un monto muy por debajo de los requerimientos para un país que ocupa el lugar número 15 de la economía mundial y con casi 130 millones de habitantes.
El rezago de México en ciencia y tecnología ha sido consistente en los últimos 40 años, sin importar la denominación del partido político en el poder todos han despreciado la importancia de estos sectores como motores del desarrollo económico, del bienestar social y cultural. En materia de ciencia, tecnología e innovación todos los políticos, partidos y gobiernos son iguales.
El 0.44% del PIB a ciencia queda lejos de las recomendaciones de organismos multilaterales como la UNESCO, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y la Organización Mundial de Comercio, entre otros, quienes aconsejan destinar, cuando menos, el 1.5% del PIB a estos rubros.
En la todavía vigente Ley de ciencia y tecnología, se establece la obligación del Estado mexicano de invertir cuando menos el 1% del PIB en ciencia, tecnología e innovación (CTI); sin embargo, la propuesta del Conacyt y de los legisladores del partido Morena en su iniciativa de “Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación” –que se está analizando en el Congreso–, ha eliminado esta obligatoriedad del Estado. Ya ni siquiera se propone incrementar gradualmente el presupuesto a estos rubros.
representan alrededor del 0.44% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, un monto muy por debajo de los requerimientos para un país que ocupa el lugar número 15 de la economía mundial y con casi 130 millones de habitantes.
Como resultado de la poca inversión en CTI, el país seguirá retrocediendo en diversos rubros como el número de científicos, estudiantes de posgrado, centros de investigación, entre otros, y el rezago se incrementa no solo frente a países más avanzados sino también ante naciones de similar desarrollo y de la región Latinoamericana.
Países como Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Panamá, Uruguay, entre otros, superan al nuestro en la inversión a estos sectores, y en casi todos los indicadores. El rezago es tal que, por ejemplo, incluso comparado con países de África, queda superado: Etiopía dedica el 0.61% de su PIB a ciencia y tecnología; Malawi, el 1.06%, y Uganda el 0.48%.
A pesar de que el mundo se encuentra inmerso en el tercer año de la pandemia de COVID-19 y de que la ciencia y la tecnología han sido las únicas herramientas que han permitido enfrentarla, la clase política mexicana continúa hundida en su analfabetismo científico y sume al país en su ignorancia. ¿Cuándo tomará conciencia de que para desarrollar al país es indispensable invertir en ciencia y tecnología?
Solo con ciencia y tecnología es posible contar con un sistema de salud capaz de atender las necesidades de la población: para construir los hospitales necesarios, formar médicos suficientes, fabricar el instrumental y equipo médico, producir medicamentos y vacunas.
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A pesar de que la ciencia y la tecnología han sido las únicas herramientas que han permitido enfrentar la pandemia de covid-19, la clase política mexicana continúa hundida en su analfabetismo científico y sume al país en su ignorancia.
Presupuesto del Conacyt
Por su parte, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) tendrá un presupuesto de 31 mil 655 millones 85 mil 408 pesos, lo que en términos reales, descontando la inflación significa un nulo incremento. En 2022 tuvo un presupuesto de 29 mil 564 millones, pero si se descuenta la inflación superior al 8% en lo que va del año, significa una disminución de cerca del 5%. (Ver tabla 1)
La importancia del Conacyt en el sector de ciencia y tecnología va retrocediendo en términos presupuestales, ya que solo ejercerá el 24.5% del total y, si se descuenta lo correspondiente a los centros de investigación, su presupuesto quedará en menos de 20 mil millones.
Otras secretarías de Estado ejercerán la mayor parte del presupuesto de ciencia en 2023, principalmente la Secretaría de Educación Pública, con el 38%, (49 mil 894 millones).
Pero no todo lo relacionado con ciencia y tecnología proviene del sector público, lamentablemente en México el sector privado casi no invierte en estos sectores. No existe ninguna gran empresa y ninguna gran fortuna que se haya formado con la creación de productos innovadores, basados en nuevas tecnologías.
La mayor parte de los “empresarios” mexicanos son más bien negociantes, mercaderes y agiotistas que viven de los contratos con los gobiernos, de un mercado protegido, de materias primas y la maquila de productos básicos; no de la ciencia ni de la tecnología.
Mientras empresarios como Elon Musk, Bill Gates, Jeff Bezos, basan sus fortunas en desarrollos tecnológicos y algunos de ellos desarrollan tecnologías espaciales, los empresarios más ricos de México son incapaces de construir bien una línea del metro elevado y producen telebasura.
Por la baja inversión en ciencia y tecnología nuestro país continuará en el rezago sostenido y estará condenado a repetir el papel que tuvo frente a la pandemia del SARS-CoV-2: simple comprador de tecnologías, vacunas y medicamentos que inventan, producen y venden otros países que sí invierten en esos sectores.