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La subvariante “sigilosa” de ómicron

Una subvariante de ómicron, llamada BA.2 y que fue detectada a fines de diciembre e inicios de enero, podría ser 50% más infecciosa que la nueva variante del SARS-CoV-2 y está empezando a dispersarse rápidamente en diversos países, principalmente de Europa.

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Conocida como stealth o “sigilosa” porque al principio eludía su detección en pruebas de PCR, es familiar de ómicron, a la que pertenecen también las subvariantes BA.1 y BA.3. La Organización Mundial de la Salud (OMS) las incluyó como parte de la familia de ómicron en su clasificación de variantes bajo la etiqueta de “preocupación” y la semana pasada recomendó a la comunidad científica internacional conocer sus características.

“Se necesitan estudios para comprender mejor las propiedades de BA.2, incluidas evaluaciones comparativas de BA.2 y BA.1 para comprender sus características clave como la transmisibilidad, el escape inmunitario y la virulencia”, señala la OMS en su informe del 21 de enero: Mejora de la respuesta a la variante Omicron del SRAS-CoV-2: Resumen técnico y acciones prioritarias para los Estados miembros. (https://www.who.int/publications/m/item/enhancing-readiness-for-omicron-(b.1.1.529)-technical-brief-and-priority-actions-for-member-states).

También indica que hay una tendencia creciente en la presencia de BA.2 en varios países, incluidos Alemania, Dinamarca, Estados Unidos, India y el Reino Unido, entre otros.

“Algunos análisis preliminares indican que es mucho más infecciosa y podría prolongar la oleada de ómicron en gran parte del mundo”, comenta Tom Peacock, virólogo del Imperial College de Londres. “La subvariante BA.2 exhibe considerables ventajas de crecimiento en todas partes, incluso en lugares como Dinamarca donde el 83% de la población está vacunada”.

El 26 de noviembre de 2021 la OMS designó a la variante B.1.1.529 como ómicron y comprende cuatro linajes que incluyen B.1.1.529, BA.1, BA.2 y BA.3.

Ómicron es el virus que se propaga con mayor eficiencia que cualquier otro conocido hasta ahora, por lo que algunos investigadores estiman que con BA.2 podría extenderse aún más su dominio. Crestomatía Rawpixel.

Ómicron se identificó en noviembre pasado y en solo seis semanas se convirtió en la dominante en casi todo el planeta gracias a su arsenal de 53 mutaciones que le brindan mayor capacidad de infección, y con las que puede eludir buena parte de la protección que brindan tanto las vacunas como la infección previa de COVID-19.

La capacidad de mutación del SARS-CoV-2 sigue sorprendiendo a la comunidad científica internacional, pues en tan solo unas semanas se convirtió en la variante dominante. El 26 de noviembre de 2021 la OMS designó a la variante B.1.1.529 como ómicron y comprende cuatro linajes que incluyen B.1.1.529, BA.1, BA.2 y BA.3.

Análisis preliminares indican que cuenta con mutaciones que la hacen concentrarse más en las vías respiratorias superiores, en lugar de los pulmones u otros órganos. Asimismo, BA.2 y BA.1 no parecen causar una enfermedad más grave, y las vacunas continúan siendo efectivas contra ellas, pero muestran signos de propagarse más fácilmente y tienen mutaciones propias.

Ómicron es el virus que se propaga con mayor eficiencia que cualquier otro conocido hasta ahora, por lo que algunos investigadores estiman que con BA.2 podría extenderse aún más su dominio.

Un informe de la Agencia de Seguridad en Salud del Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés) llamado COVID-19 vaccine surveillance report, del 27 de enero, (https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/1050721/Vaccine-surveillance-report-week-4.pdf), señala que el sublinaje de las variantes BA.1 y BA.2 han ocasionado un aumento en el número de casos en el Reino Unido, pero la efectividad de la vacuna contra síntomas de la enfermedad después de una tercera dosis de refuerzo fue del 63% para BA.1 y 70% para BA.2.

“Ahora sabemos que BA.2 tiene una mayor tasa de crecimiento que se puede ver en todas las regiones de Inglaterra. También hemos aprendido que tiene una tasa de ataque secundario ligeramente más alta que BA.1 en los hogares”, señala Susan Hopkins, principal asesora médica de la UKHSA. “Aunque las hospitalizaciones y las muertes siguen siendo bajas, los casos siguen siendo altos en algunas áreas y algunos grupos de edad, por lo que es importante que sigamos actuando con cautela a medida que se levantan las restricciones”.

 

Una sola persona podría estar infectada por diferentes variantes del coronavirus al mismo tiempo, pueden mutar dentro de ella y de estos cambios podría originarse una nueva cepa más peligrosa. Crestomatía NIH.

Mutaciones y subvariantes inherentes

La mutación es una característica inherente de los virus, y desde el inicio de la pandemia han surgido varias de ellas, algunas han desaparecido y no han prosperado, pero otras predominan y se extienden. Este es el principal arsenal genético de sobrevivencia de los virus y el SARS-CoV-2 evoluciona y muta rápidamente.

De hecho, desde la llegada del nuevo coronavirus a los humanos se han documentado múltiples variantes y cientos de mutaciones. El coronavirus que surgió en 2019 en la ciudad de Wuhan, China, no es el mismo que ahora predomina en todo el mundo: ómicron es diferente en casi un 60%.

Hasta ahora la Organización Mundial de la Salud ha incluido en su esquema de clasificación de variantes como aquellas “supervisadas” a Alfa (linajes B.1.1.7 y Q); Beta (B.1.351 y linajes descendientes); Gamma (P.1 y linajes descendientes); Épsilon (B.1.427 y B.1.429); Eta (B.1.525); Lota (B.1.526); Kappa (B.1.617.1); Mu (B.1.621, B.1.621.1); y Zeta. Mientras que catalogó como variantes de “preocupación” a Delta (B.1.617.2 y linajes AY) y a Ómicron (B.1.1.529 y linajes BA).

El incremento de infecciones por BA.2 ha sido detectado en varios países europeos. Tan solo en Dinamarca representa el 65% de los casos nuevos, informó el jueves pasado el Statens Serum Institut de Copenhague. Sus científicos han observado que las personas infectadas con la subvariante no tienen más o menos probabilidades de ser hospitalizadas.

Entre BA.1 y BA.2 hay 20 mutaciones de diferencia, y estos dos sublinajes son clados (ramificación filogenética), hermanos que se separaron hace varios meses y no se derivan entre sí. Ambos llevan mutaciones comparables en relación con la cepa ancestral del SARS-CoV-2.

Solo unas cuantas de las mutaciones que las distinguen se encuentran dentro de regiones del genoma importantes para el reconocimiento inmunitario de anticuerpos, por ello, si una persona cuenta con anticuerpos contra una de ellas también se protegerá contra las otras subvariantes.

“Hasta ahora no hay evidencia de que BA.1 y BA.2 sean diferentes, pueden considerarse como dos sublinajes de ómicron epidemiológicamente equivalentes”, indica Francois Balloux, del Instituto de Genética del University College de Londres. “Hasta ahora no hay evidencia de que sean diferentes respecto al escape inmunológico, la virulencia o el perfil de edad al que infectan preferentemente”.

Sin embargo, estas subvariantes son una muestra clara de que la pandemia no ha concluido y está lejos de terminar.

Al continuar la prevalencia del SARS-CoV-2 entre la población, se mantiene el riesgo del surgimiento de nuevos linajes y cepas. Una sola persona podría estar infectada por diferentes variantes del coronavirus al mismo tiempo, pueden mutar dentro de ella y de estos cambios podría originarse una nueva cepa más peligrosa.

 

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