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sábado, abril 27, 2024
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El riesgo del regreso a clases por la variante Delta del coronavirus

Mientras en el país tenemos un altísimo número de contagios con más de 12 mil casos al día que forman parte del tercer pico pandémico o tercera ola de COVID-19, de manera irresponsable y sin importar la salud de los ciudadanos el presidente López Obrador llamó al regreso a clases presenciales minimizando la amenaza que representa actualmente la variante Delta del coronavirus.

En la Ciudad de México ocurre lo mismo: a pesar de que el incremento en el número de contagios ha impuesto un récord, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, de manera imprudente se negó a restringir las actividades económicas.

Si usted amable lector (a) valora su vida y su salud propia y la de sus hijos, no le haga caso al presidente ni a la jefa de gobierno y no lleve a sus hijos a la escuela; tampoco acuda a centros comerciales o lugares públicos. Mantenga restringidas sus actividades sociales, conserve la sana distancia y use cubrebocas triple capa o N95.

Es muy alto el riesgo y no existen las condiciones sanitarias que brinden seguridad a la sociedad mexicana ante el patógeno. La situación empeorará, solo es cuestión de días para que los hospitales, nuevamente, estén abarrotados.

En su conferencia mañanera del 15 de julio el presidente aseguró que “existen las condiciones para que los niños y jóvenes regresen a clases presenciales” y mencionó “que hay evidencia de que el COVID-19 afecta más a los adultos mayores”. Pero el caso de México es distinto, de manera que esta afirmación es incorrecta y carece de base científica.

De acuerdo con las estadísticas del gobierno de México, que usted mismo puede consultar en https://coronavirus.gob.mx/exceso-de-mortalidad-en-mexico/, las personas que integran los grupos de edad de 20 a 44 años y de 45 a 65 años han sido las más afectadas por el SARS-CoV-2. En estos dos grupos se ha presentado el mayor número de fallecimientos por el coronavirus con 32 mil 880 y 144 mil 71 muertes, respectivamente, lo que arroja un subtotal de 176 mil 951, mientras que en el grupo de 65 y más han perecido 174 mil 373 mexicanos.

Asimismo, entre los menores de 20 años, lo cual incluye niñas, niños y adolescentes han sido registradas mil 948 defunciones, el 0.55% del total.

La variante Delta del coronavirus (que surgió en octubre de 2020) ya es la dominante en el país y en la Ciudad de México. Una de sus características es que se transmite más fácilmente y es más virulenta, y hasta un 60% más contagiosa que la Alfa, que a su vez era 50% más contagiosa que el virus que surgió en Wuhan, China.

Peligrosidad de la variante Delta

La otra afirmación equivocada del presidente es que “existen las condiciones para que los niños y jóvenes regresen a clases presenciales”. La variante Delta del coronavirus (que surgió en octubre de 2020) en pocas semanas se ha convertido en la dominante en el país y en la Ciudad de México. Una de sus características es que se transmite más fácilmente y es más virulenta, y hasta un 60% más contagiosa que la Alfa, que a su vez era 50% más contagiosa que el virus que surgió en Wuhan, China.

“Es la versión más hipertransmisible y contagiosa del virus que hemos visto hasta la fecha, sin duda, es una cepa superpropagadora”, señala Eric Topol, director y vicepresidente ejecutivo del Instituto Traslacional de Investigación Scripps, una de las instituciones de investigación e innovación más importantes del mundo en el campo de la salud.

De acuerdo con un estudio realizado en Escocia y publicado por The Lancet el 14 de junio (https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)01358-1/fulltext), esta variante puede generar una enfermedad más grave y puede afectar más a niños y adolescentes. La tasa de hospitalización de pacientes con esta variante es 85% más alta que con la Alfa.

El riesgo de ingreso hospitalario por COVID-19 se duplicó aproximadamente en aquellos con Delta en comparación con Alfa”, indica el estudio encabezado por Aziz Sheikh, de la Universidad de Edimburgo. “Lo que nos sorprendió es la rapidez con la que se implantó la variante Delta”.

Por otro lado, entre las personas que ya han sido vacunadas la protección ante la Delta disminuyó respecto a la variante Alfa. La protección de quienes recibieron la vacuna Pfizer-BioNTech fue más eficaz que la Oxford-AstraZeneca.

En otro artículo publicado el 12 de julio en The Lancet Respiratory Medicine (https://www.thelancet.com/journals/lanres/article/PIIS2213-2600(21)00328-3/fulltext) se indica que el gobierno del Reino Unido no ha podido detener la propagación de esta variante del coronavirus, a pesar de que hasta el 6 de julio el 86% de los adultos en Inglaterra habían recibido al menos una inyección de la vacuna COVID-19 y el 64% estaban completamente vacunados. Cifras realmente impresionantes, pero que son insuficientemente para controlar la propagación de la Delta, que actualmente es responsable del 95% de los casos secuenciados en el país europeo. Esto indica que puede evadir la protección inmunológica conferida por la vacunación o por la infección previa del virus, lo cual podría desencadenar nuevos brotes y oleadas de infección.

En Estados Unidos esta variante también es la dominante y allá también está causando preocupación entre las autoridades sanitarias, pues es la responsable del 50% de los nuevos casos. A pesar de que el 49% de la población total de nuestros vecinos del norte ya están totalmente vacunados, en las localidades donde la vacunación es más lenta la presencia de Delta está causando rebrotes significativos.

También se ha observado un riesgo latente entre aquellas personas que solo han recibido una dosis de la vacuna, como indica un estudio publicado en la revista Nature el 8 de julio (https://www.nature.com/articles/s41586-021-03777-9) donde se reporta que alrededor del 10% de las personas que recibieron una dosis de las vacunas AstraZeneca o Pfizer-BioNtech pudieron neutralizar la variante Delta, en comparación con el 95% de las que recibieron ambas dosis. Es decir, mientras esperan la segunda dosis, las personas están propensas a ser infectadas por Delta.

 

“El riesgo de ingreso hospitalario por COVID-19 se duplicó aproximadamente en aquellos con Delta en comparación con Alfa”

Aziz Sheikh, de la Universidad de Edimburgo.

El riesgo de infección en niñas y niños es menor que en los adultos, sin embargo, el mayor riesgo se encuentra en el hecho de que pueden dispersar el virus y contagiar a otras personas: padres, madres, abuelos y profesoras.

El riesgo de regresar a las escuelas

Las estadísticas del gobierno mexicano indican que la incidencia de COVID-19 en niños y niñas ha ocasionado solo el 0.55% de los fallecimientos por coronavirus, esto es, casi 2 mil muertes hasta la fecha. Un estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics demostró que son 3 veces menos susceptibles a la infección y que rara vez ocurren cuadros graves, hospitalizaciones o muertes entre ellos.

Sin embargo, y sin minimizar la pérdida de vidas de infantes, el mayor riesgo se encuentra en el hecho de que pueden dispersar el virus y contagiar a otras personas: padres, madres, abuelos y profesoras.

Una investigación llevada a cabo entre escolares de secundaria que acudían a clases de forma presencial en Suecia, publicada en 2020 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, demostró que la tasa de infección se duplicó entre los profesores y sus parejas. Asimismo, las infecciones entre los padres de los escolares se incrementó 17%.

Si bien ya hay vacunas que se han probado entre adolescentes, en México aún no se inmuniza a este grupo poblacional. Además se tendría que desarrollar una vacuna dirigida a bebés y niños, esta es una condición obligada, pero también se tendría que adoptar una serie de medidas que permitiría mitigar la exposición al coronavirus entre los infantes. Aquí una lista de ellas:

  1. Mantener ventiladas todas las aulas e instalaciones escolares.
  2. Usar obligatoriamente cubrebocas de tres capas de tela o N95.
  3. Controlar la temperatura de los estudiantes al entrar y salir de las escuelas.
  4. Establecer medidas de seguridad para limitar al máximo el movimiento de los alumnos dentro de las escuelas.
  5. Alternar las clases presenciales y en línea.
  6. Escalonar los horarios para espaciar los tiempos de llegada a las instalaciones.
  7. Reducir el tamaño de los grupos a solo 15 estudiantes.
  8. Maximizar el distanciamiento físico de las bancas o mesas en las aulas.
  9. Clausurar temporalmente espacios compartidos y cerrados como bibliotecas, gimnasios y cafeterías.
  10. Contar con desinfectantes a base de alcohol dentro de las aulas y tener agua y jabón en los baños, para el lavado de manos periódico.
  11. Contar con espacios en clínicas y hospitales cercanos a cada escuela para la atención inmediata en caso de detectarse casos de fiebre u otros síntomas.
  12. Garantizar un manejo adecuado, en caso de detectarse un caso positivo para evitar la estigmatización e impedir el acoso y la agresión escolar.
  13. Desinfectar y limpiar las instalaciones al menos una vez al día, especialmente las manijas de las puertas, interruptores de luz, así como muebles, objetos y muros.

 

En México no se ha vacunado a los adolescentes y hasta ahora son pocas las vacunas que se están probando en niñas y niños, pero hasta que ellos no estén vacunados no se deberá regresar a clases presenciales.

Dada la precariedad de las instalaciones escolares de nuestro país y el elevado número de alumnos, considero que es improbable que se apliquen todas estas medidas en las escuelas públicas pero, suponiendo que se lograran establecer, hay un hecho que llevaría al traste con ellas: el uso de transporte público, donde no existe la sana distancia, no hay ventilación y sí altas probabilidades de contacto con personas infectadas y asintomáticas.

Nadie puede garantizar que las niñas y niños que usan el transporte público para ir y regresar de la escuela no se contagiarán ahí. Existe una gran probabilidad de que ocurran muchas infecciones por el simple hecho de no estar vacunados.

Pretender el regreso a clases y mantener abiertas todas las actividades económicas y sociales significa condenar a muchos mexicanos a exponerse al coronavirus. Las autoridades están relajando las restricciones sin bases científicas.

La variante Delta ya es la dominante en México y se acerca la variante Delta Plus, que ya circula en algunos países. Asimismo, la vacunación se encuentra en un letargo pasmoso: ni siquiera el 20% de la población mexicana tiene el cuadro de inmunización completo. Esto es el caldo de cultivo ideal para otra catástrofe más en la pésima gestión del gobierno mexicano ante la pandemia.

Al presidente y a la jefa de gobierno de la CDMX les interesa más “reactivar la economía” que la vida de millones de mexicanos, incluidas las niñas y niños. Sin embargo, los ciudadanos pueden tomar las decisiones correctas como, por ejemplo, no llevar a sus hijas e hijos a la escuela hasta que sean inmunizados.

 
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