Las medidas actuales en la definición de obesidad basadas en el Índice de Masa Corporal (IMC), fueron analizadas y redefinidas por la Comisión The Lancet en Diabetes y Endocrinología el pasado mes de enero de 2025, por un grupo de 58 expertos de múltiples especialidades médicas y países que consideró que al utilizar este único indicador se corre el riesgo de “subestimar o sobreestimar la adiposidad y proporcionar información inadecuada sobre la salud a nivel individual”.
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En el informe publicado en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology la Comisión analizó la evidencia disponible y elaboró un documento de consenso que divide la obesidad en clínica y preclínica (leer en: doi.org/10.1016/S2213-8587(24)00316-4).
Este documento fue analizado desde la perspectiva mexicana durante el Congreso Internacional de Investigación sobre la Obesidad 2025, llevado a cabo el 29 y 30 de abril en el Tec de Monterrey, en la capital de Nuevo León, en el panel “Obesidad clínica redefinida: ventajas, desafíos y el poder transformador de las guías mexicanas”.
El IMC es una medida que relaciona el peso con la altura de una persona y se utiliza para evaluar el peso corporal y la salud al dividir los datos del peso en kilogramos entre la estatura en metros, al cuadrado. De esta manera, se categoriza a las personas en diferentes rangos de peso como bajo peso, peso saludable, sobrepeso y obesidad.
Es una herramienta útil para evaluar la salud y puede ser un indicador de riesgos para la salud, como enfermedades cardíacas, diabetes y otras condiciones crónicas, pero “nunca hemos estado de acuerdo en que el índice de masa corporal sea la definición perfecta de la obesidad”, dijo Leonardo Mancilla, director clínico del Institute for Obesity Research.

Durante el panel, el investigador explicó, que se pueden tener 2 pacientes con el mismo IMC, pero con perfil metabólico, clínico, psicológico y distintas complicaciones. “Los médicos deben considerar otros factores como la distribución de grasa, las comorbilidades y la calidad de vida del paciente, que el IMC no refleja adecuadamente”, afirmó.
Para la Comisión The Lancet la obesidad clínica es definida “como una condición patológica que resulta directamente del efecto del exceso de adiposidad en la función de órganos y tejidos”. Es una enfermedad sistémica crónica caracterizada por alteraciones en la función de tejidos, órganos, del individuo en su conjunto o una combinación de estos.
Puede provocar daño grave en los órganos, causando complicaciones que alteran la vida y potencialmente la ponen en peligro como el infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, diabetes e insuficiencia renal, entre otras.
En tanto, define a la “obesidad preclínica” como un estado de exceso de adiposidad con función preservada de otros tejidos y órganos, y un riesgo variable, pero generalmente mayor, de desarrollar obesidad clínica y otras enfermedades no transmisibles como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y trastornos mentales.
El índice de masa corporal categoriza a las personas en diferentes rangos de peso como bajo peso, peso saludable, sobrepeso y obesidad. es una medida que relaciona el peso con la altura de una persona y se utiliza para evaluar el peso corporal y la salud.

Nueva definición un riesgo
Si bien el riesgo de mortalidad y enfermedades asociadas a la obesidad puede aumentar de forma continua a medida se incrementan los niveles de grasa corporal, la propuesta de una nueva definición y un nuevo marco de diagnóstico identificada por la Comisión The Lancet, establece a la obesidad preclínica como un factor de riesgo y como obesidad clínica cuando representa una enfermedad, es decir, salud vs enfermedad, con el objetivo de priorizar la atención clínica y para formular políticas públicas.
Esta redefinición ha causado controversia entre diversos grupos de científicas (os) y médicas (os) de todo el mundo, por ejemplo, Emma Chávez Manzanera, coordinadora de la Clínica de Obesidad del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, dice que esta redefinición “puede ser un retroceso” en el combate a la obesidad.
La investigadora dijo durante su participación en el Congreso que si una persona se encuentra en la llamada etapa “preclínica” es posible que solo reciba recomendaciones generales y no se le atienda adecuadamente, lo cual puede incrementar la incidencia del padecimiento.
Verónica Vázquez, presidenta de la asociación civil Obesidades A.C., coincidió en que decirle a alguien que tiene obesidad preclínica y solo se le recomienda bajar de peso “no es ningún tratamiento”.
Por ello, señaló que algunos pacientes pueden percibir que han sido abandonados por parte del sistema de salud y se corre el riesgo de que las personas no atiendan su salud.
“Se trata de un documento intelectualmente complejo sobre una enfermedad compleja”, dijo por su parte Juan Eduardo García, expresidente de la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología. “Se requiere conocer mejor los estados fisiopatógenos de la obesidad, su estado clínico requiere un enfoque diferente y construir una actitud hacia la enfermedad”.
La obesidad es una enfermedad crónica sistémica que afecta a casi cuatro de cada diez mexicanos, una enfermedad pública que las políticas gubernamentales no han podido contener, de hecho, sigue creciendo.
