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Estudian la diferencia de la respuesta inmune de hombres y mujeres contra la COVID-19

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 investigadores y médicos observaron que el padecimiento afecta de manera diferente a las personas según su sexo. Se sabe que los hombres tienen una mayor tasa de mortalidad que las mujeres, pero la complejidad de la enfermedad no ha permitido a los científicos esclarecer del todo las razones por las cuales se presenta este fenómeno.

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De acuerdo con una investigación llevada a cabo por un equipo de 36 científicos estadounidenses encabezados por Akiko Iwasaki, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, publicada en la revista Nature, la razón podría estar en la respuesta diferente de los sistemas inmunitarios de ambos sexos contra la infección.

Las estadísticas de la ONU Mujeres, que recopila la información sobre la pandemia de distintos organismos multilaterales, el 45.7% de los casos confirmados en todo el mundo se presenta en mujeres, mientras que en los hombres el porcentaje es de 54.3%. No obstante, la diferencia de mortalidad es mayor en hombres, con 58% frente al 42% en mujeres.

La discrepancia de los efectos del nuevo coronavirus en los sistemas inmunitarios de pacientes masculinos y femeninos con COVID-19 no han sido claros, pero su conocimiento podría ayudar a mejorar la respuesta terapéutica orientada a un enfoque basado en el sexo y la edad de los pacientes.

Los hombres son más susceptibles a cuadros críticos y muerte por la COVID-19, en algunos casos, tienen el doble de riesgo por muerte.

Lo que sí queda claro es que en diversas investigaciones llevadas a cabo en varias regiones del planeta han corroborado que la gravedad de la COVID-19 tiende a ser mayor en los hombres que en las mujeres, y México no es la excepción, donde incluso la diferencia es mayor: la Secretaría de Salud reportó en mayo pasado que el 43.2% de los casos y el 33% de las defunciones ocurrieron en mujeres, mientras que en los hombres fue de 57% de infecciones y 67% de fallecimientos.

De acuerdo con un artículo publicado en agosto en la revista The Lancet por la Association of Science Editors se se indica que aunque el número de casos en masculinos no es muy diferente al de femeninos, en los hombres se tiene aproximadamente el doble de riesgo de muerte por COVID-19, lo que genera una gran cantidad de hipótesis, que van desde estilos de vida diferentes hasta cambios en las estructuras de los cromosomas.

La mortalidad por COVID-19 varía notablemente según el sexo y la edad, para ello examinaron el diferencial de mortalidad por sexo por la COVID-19 con datos recopilados por agencias nacionales de estadística en Inglaterra, Gales, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Portugal, Corea, España, Bélgica y EE. UU. y recopilaron los datos de 77 mil 652 hombres y 59 mil 591 mujeres que murieron por el coronavirus.

Sin estos datos, dicen los científicos, el público es incapaz de tomar decisiones informadas sobre su propia enfermedad y riesgos, y tampoco se pueden enfocar las respuestas de las políticas públicas.

La tasa de mortalidad por sexos por cada 100 mil habitantes no fue igual en todas las edades, por ejemplo, para personas en el grupo de edad de 40 a 49 años, la proporción fue 1 mujer por cada 9 hombres; en el grupo de 50 a 59 años, la proporción fue de 2 a 3;  mientras que en el grupo de 60 a 69 años, fue de 2 a 6; y en personas mayores de 80 años, fue de 1 a 65.

Sin estos datos, dicen los científicos, el público es incapaz de tomar decisiones informadas sobre su propia enfermedad y riesgos, y tampoco se pueden enfocar las respuestas de las políticas públicas.

Respuesta inmune

Para obtener más información sobre esta interrogante, Akiko Iwasaki y sus colegas analizaron a 98 pacientes, con edad promedio de entre 61 y 64 años, ingresados en el Hospital de Yale en New Haven, Estados Unidos, que padecían la enfermedad leve a moderada, que habían confirmado un resultado positivo de la infección por SARS-CoV-2 y analizaron la respuesta de sus sistemas inmunes.

Cuando el organismo humano se enfrenta a un patógeno como el coronavirus ocurre un proceso de protección y reacción inmunológica de varios pasos a lo largo de 15 días. En primer lugar, el cuerpo responde de manera inmediata y no específica con un arsenal de células protectoras como los macrófagos, neutrófilos y las células dendríticas, que ralentizan el progreso del virus e inclusive pueden evitar que cause síntomas de enfermedad.

Luego de este escudo protector, continúa una respuesta adaptativa específica en la que el organismo produce anticuerpos que se unen específicamente al virus para neutralizarlo.

Estos anticuerpos son proteínas que se encuentran en la sangre llamadas inmunoglobulinas. Pero también entran en acción las células T, que reconocen y eliminan a las células ya infectadas por el virus y las destruyen para evitar su propagación. Este sistema inmunitario es como un ejército constituido por cientos de millones de células distribuido en todo el cuerpo.

Los científicos descubrieron que las pacientes femeninas presentaban una respuesta de células T más sólida y sostenida que los pacientes masculinos, quienes tienen una respuesta deficiente de células T que, a su vez, está correlacionada con una enfermedad más grave.

Los tratamientos deben ser diferenciados: los pacientes masculinos pueden beneficiarse de las terapias que elevan las respuestas de las células T, mientras que a las mujeres les favorecen terapias que reducen la respuesta inmunitaria temprana.

También observaron una sobrerreacción del sistema inmune, común en la COVID-19, que genera niveles muy elevados de estas células protectoras, conocido como tormenta de citocinas y quimiocinas, que son moléculas que señalan a las células inmunes dónde acudir y que, en el caso de la infección por el nuevo coronavirus, se aglutinan descontroladamente en los sitios donde se presentan inflamaciones.

Esta sobrerreacción descontrolada ocurre con mayor frecuencia en pacientes femeninas que en masculinos. Es decir, mientras en las mujeres los niveles más altos de citocinas se asociaron con una peor respuesta a la enfermedad, en los hombres el agravamiento ocurrió con una deficiencia en la respuesta con células T.

El conocimiento de estas diferencias es fundamental para plantear tratamientos terapéuticos distintos. Los pacientes masculinos pueden beneficiarse de las terapias que elevan las respuestas de las células T, mientras que a las mujeres les favorecen terapias que reducen la respuesta inmunitaria temprana.

Los autores advierten que no pudieron descartar otros factores subyacentes que pueden modificar el riesgo de un mal resultado en pacientes masculinos y femeninos con COVID-19, para lo cual sugieren realizar investigaciones con un mayor número de pacientes.

Este paso es fundamental para mejorar los tratamientos de enfermos hospitalizados con cuadro severos y críticos, y gracias a este resultado se podrán salvar muchas vidas.

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