La expulsión o “desplataformización” del expresidente estadounidense Donald Trump y otros 70,000 seguidores usuarios, en enero de 2021, de la red social Twitter ahora llamada equis (“X”), originó una disminución significativa en la circulación de información falsa en la plataforma.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!De acuerdo con el estudio publicado en la revista Nature, realizado por David Lazer, de la Universidad del Noreste, en Boston, EE.UU., se encontró que los usuarios que fueron expulsados de la plataforma por difundir información falsa después del ataque al Capitolio (Congreso estadounidense) el 6 de enero, fueron responsables del 4.35% del contenido en Twitter y del 24.13% de toda la información falsa compartida.
Las plataformas de redes sociales desempeñan un papel clave en la comunicación actual, de hecho, se estima que 355 millones de personas usan esta red social en todo el mundo, lo que la coloca en el lugar número 15 de estas plataformas.
De acuerdo con el Digital News Report 2023 del Reuters Institute, una minoría de personas en todos los países utiliza la plataforma; tienden a ser más acomodados y educados, además de estar más interesados en las noticias y la política. “Twitter, en comparación con otras plataformas, se considera más bien un destino para las noticias, en particular noticias sobre política de marcas convencionales, fuentes más pequeñas/alternativas y políticos”.
Twitter consideró que Trump y otras 70,000 cuentas difundían información falsa sobre el resultado electoral y decidió prohibir sus cuentas.
En Estados Unidos una cuarta parte (25%) de las personas usan Twitter para cualquier propósito, mientras que el 14% lo usa para recibir noticias, en tanto, en México esa proporción es del 30% y el 15% respectivamente.
El uso de Twitter para noticias es mayor en los mercados de Asia y América Latina, con menor proporción en Europa. Aunque la plataforma ha sufrido muchos cambios, el uso de Twitter para cualquier propósito y para recibir noticias se ha mantenido estable durante los últimos 10 años.
Asalto al Capitolio
Luego de las elecciones presidenciales de 2020 el todavía presidente estadounidense Donald Trump, difundió información falsa sobre un supuesto “fraude electoral” y el 6 de enero de 2021, miles de sus seguidores que rechazaron la victoria de Joe Biden asaltaron violentamente la sede del Congreso violando la seguridad, matando a varios guardias y ocuparon partes del edificio durante varias horas, con el objetivo de impedir la certificación de las elecciones presidenciales.
Luego de este suceso, Twitter consideró que Trump y otras 70,000 cuentas difundían información falsa sobre el resultado electoral y decidió prohibir sus cuentas.
Al analizar la actividad de casi 600,000 usuarios estadounidenses en esa red social durante el ciclo electoral de 2020, los científicos descubrieron que las plataformas de redes sociales pueden tener la capacidad de controlar parcialmente la difusión de información falsa o desinformación.
TRUMP y sus seguidores fueron responsables del 24.13% de toda la información falsa compartida en Twitter, después del 6 de enero de 2021.
Después de la expulsión masiva, se observó una reducción diaria promedio de 103 tweets con información falsa. Además, los usuarios que seguían a las cuentas eliminadas tendieron a compartir menos desinformación a través de retweets, lo que sugiere que la eliminación selectiva de cuentas tuvo un efecto disuasorio sobre la distribución de información falsa entre los seguidores restantes.
Al mismo tiempo, este hallazgo sugiere que las redes sociales pueden tener una efectiva propagación de desinformación. Sin embargo, los autores del estudio señalan que sus datos provienen de un solo país y momento, por lo que no está claro si son generalizables a otros eventos y otros contextos.
A pesar de ello, este estudio proporciona evidencia de que la eliminación de cuentas que difunden desinformación puede ser una estrategia efectiva para disminuir la cantidad de información falsa en redes sociales. Asimismo, sugiere que una gestión más rigurosa de las plataformas digitales puede jugar un papel crucial en la lucha contra la desinformación.
