Hasta inicios de enero de 2021 más de 20 millones 500 mil años de vida se habían perdido a causa de la COVID-19 en todo el mundo. Esta mortalidad anticipada por la pandemia se ha presentado en un 45% en personas de entre 55 y 75 años; el 30.2% en personas menores de 55; y el 25% en mayores de 75 años, señalan científicos en un artículo publicado en Scientific Reports.
La nueva variante del SARS-CoV-2 identificada en Sudáfrica en diciembre pasado, llamada B.1.351, puede reducir en dos tercios la efectividad de la vacuna BNT162b2 desarrollada por BioNTech-Pfizer, y en 80% la protección de la inmunización de Oxford-AstraZeneca, de las que el gobierno de México ha comprado más de 34 millones y 77 millones de dosis, respectivamente.
La preocupación por las nuevas variantes del SARS-CoV-2 de Reino Unido, Sudáfrica y Brasil está creciendo entre científicos, farmacéuticas, médicos y autoridades sanitarias de todo el mundo, excepto México. Conforme avanzan los análisis se está descubriendo que son más virulentas: se transmiten más rápidamente, son más infecciosas y, al parecer, pueden evitar la protección de algunas vacunas.
El gobierno del Reino Unido anunció el hallazgo de una nueva variante del nuevo coronavirus pandémico. Los análisis genómicos realizados indican que esta nueva variante llamada B.1.1.7 o SARS-CoV-2 VOC-202012/01 podría estar asociada a la propagación más rápida de la pandemia en el sur de Inglaterra, pero aún no se estudia del todo y habrá que esperar para tener más información científica.
En un primer análisis intermedio del ensayo Fase 3 la candidata a vacuna de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la compañía Moderna arrojó una eficacia de 94.5% para prevenir COVID-19. La vacuna se producirá en 2021 con un costo de alrededor de mil pesos por ampolleta y puede mantenerse en un refrigerador común con entre –2 y 8 grados C, durante 30 días.
Para el gobierno y legisladores de la 4T hay mexicanos de primera y de segunda clase. Mientras que la población general tiene que pagar con su propio bolsillo las pruebas de diagnóstico de COVID-19 y cubrebocas, se han destinado millones de pesos públicos para dotar de estas herramientas para proteger a funcionarios y políticos. Para la población general “no sirven”, pero para los políticos sí.