Un equipo de científicos de la Universidad de California en San Diego, reportó en la revista Science que los primeros casos de SARS-CoV-2 en Wuhan, China, pudieron haber ocurrido dos meses antes y en un lugar distinto al mercado de mariscos de Huanan. Asimismo, cuando se alertó al mundo en diciembre de ese año, el virus ya se había establecido y circulaba ampliamente en esa ciudad.
Pocos son los casos de enfermedad grave, hospitalización o muertes entre niñas y niños por el coronavirus, pero ellos pueden ser factor de contagio entre sus padres y profesores. Antes de una reapertura de escuelas con elevados niveles de contagios de COVID-19, muchos son los factores que deben considerarse para evitar la multiplicación de los casos.
Hasta inicios de enero de 2021 más de 20 millones 500 mil años de vida se habían perdido a causa de la COVID-19 en todo el mundo. Esta mortalidad anticipada por la pandemia se ha presentado en un 45% en personas de entre 55 y 75 años; el 30.2% en personas menores de 55; y el 25% en mayores de 75 años, señalan científicos en un artículo publicado en Scientific Reports.
El gobierno del Reino Unido anunció el hallazgo de una nueva variante del nuevo coronavirus pandémico. Los análisis genómicos realizados indican que esta nueva variante llamada B.1.1.7 o SARS-CoV-2 VOC-202012/01 podría estar asociada a la propagación más rápida de la pandemia en el sur de Inglaterra, pero aún no se estudia del todo y habrá que esperar para tener más información científica.
En un primer análisis intermedio del ensayo Fase 3 la candidata a vacuna de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la compañía Moderna arrojó una eficacia de 94.5% para prevenir COVID-19. La vacuna se producirá en 2021 con un costo de alrededor de mil pesos por ampolleta y puede mantenerse en un refrigerador común con entre –2 y 8 grados C, durante 30 días.
Para el gobierno y legisladores de la 4T hay mexicanos de primera y de segunda clase. Mientras que la población general tiene que pagar con su propio bolsillo las pruebas de diagnóstico de COVID-19 y cubrebocas, se han destinado millones de pesos públicos para dotar de estas herramientas para proteger a funcionarios y políticos. Para la población general “no sirven”, pero para los políticos sí.