Cuando de perros se trata es común que las personas piensen que las diferentes razas implican comportamientos y personalidades distintivas, de esta manera se suele estereotipar a los pitbulls como agresivos, a los chihuahuas como posesivos, los Border Collie como dóciles y a los labradores como sociables.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Si bien es cierto que desde hace miles de años los perros fueron seleccionados por los humanos principalmente por su rol funcional como la caza, la protección, el pastoreo o la guerra, estas características ancestrales todavía se les atribuyen a la mayor parte de la enorme variedad de perros que existen hoy en día.
Sin embargo, científicos estadounidenses realizaron el análisis del genoma de 2 mil 155 perros de raza pura y mixta, que complementaron con datos de 18 mil 385 encuestas a propietarios de perros, y determinaron que la relación entre la raza y el temperamento característico de su función ancestral prácticamente no existe en los perros actuales.
La enorme cantidad de razas modernas ha sido creación humana de hace apenas 200 años. En el siglo XIX se inició su selección con base en sus rasgos físicos y estéticos, por lo que su ascendencia no es predictiva de su comportamiento individual y tampoco de su personalidad.
El proyecto de investigación llevado a cabo por 25 científicos encabezados por Kathleen Morrill, de la Universidad de Massachusetts y el Instituto Broad del MIT y Harvard, analizó el genoma completo de los perros para localizar aquellas variaciones genéticas comunes que pudieran predecir rasgos del comportamiento, pero descubrieron que la raza solo explica el 9% de la variación conductual en perros individualmente.
“Mostramos que las características del comportamiento atribuidas a las razas modernas son poligénicos, influenciados por el medio ambiente y encontrados, con una prevalencia variable en todas las razas”.
Entre estos rasgos comunes relacionados con la conducta y heredado se encuentra el de la docibilidad –qué tan bien responden a la dirección humana–, pero no hubo variación significativa entre los perros individuales, “por lo que la raza es generalmente un pobre predictor del comportamiento individual y no debe usarse para tomar decisiones relacionadas con la selección de un perro como mascota”, señala el artículo publicado esta semana en la revista Science.
Los resultados de la investigación señalan que para ciertos rasgos de comportamiento la edad o el sexo fueron mejores indicadores, y que la influencia del medio ambiente, la convivencia con el ser humano y con otros perros tienen mayor impacto en su conducta. Asimismo, no encontraron comportamientos que fueran exclusivos de ninguna raza como por ejemplo, la audacia, la ternura o la capacidad de aprender.
Se observaron 11 regiones del ADN que están significativamente asociados con el comportamiento, incluida la frecuencia de los aullidos y la sociabilidad con los humanos, así como regiones relacionadas con los rasgos estéticos que se diferencian inusualmente entre las razas, pero no localizaron genes asociados con el comportamiento.
“La mayoría de las conductas que consideramos como características de razas de perros modernas probablemente se produjeron hace miles de años de evolución del lobo al perro domesticado, y finalmente a las razas modernas”, señala Elinor Karlsson, de la Universidad de Massachusetts y coautora de la investigación. “Estos rasgos hereditarios son anteriores a nuestro concepto de perros modernos”.
Los investigadores utilizaron un banco de datos abiertos llamado El Arca de Darwin que proporciona información sobre rasgos y comportamientos caninos declarados por los propietarios, lo que permite recopilar fenotipos y datos genéticos; además invitaron a personas a proporcionar información sobre sus compañeros caninos. Con esto lograron reunir una muestra grande y diversa que incluyó perros de raza pura, mestizos, de trabajo, criados con propósito específico y perros de aldeas o pueblos.
“Mostramos que las características del comportamiento atribuidas a las razas modernas son poligénicos, influenciados por el medio ambiente y encontrados, con una prevalencia variable en todas las razas”, indica el estudio. “Proponemos que los comportamientos percibidos como característicos de las razas modernas se derivan de miles de años de adaptación poligénica que es anterior a la formación de razas que se distinguen principalmente por rasgos estéticos”.
Millones de perros viven en hogares humanos, comparten el entorno y reciben atención médica sofisticada. De hecho, algunos trastornos conductuales se tratan con medicamentos psiquiátricos humanos, con tasas de respuesta similares. Los científicos señalan que los perros son un sistema natural para investigar la genética de los rasgos complejos que permitan entender mejor a esta especie que ha sido clave en la historia de la humanidad.
Existen suposiciones generalizadas, muchas de las cuales han sido utilizadas en algunos países y ciudades para legislar en contra de razas específicas de perros, pero esta investigación genética demuestra que la relación entre la raza y el comportamiento es prácticamente inexistente y, por lo tanto, se debería eliminar la estigmatización que hay en contra de algunos de los mejores compañeros del ser humano.