A nivel mundial ocurren un millón 350 mil muertes anuales y 50 millones de lesiones y discapacidades por los traumatismos causados por accidentes de tránsito, el 90% de ellos, en países de medianos ingresos y pobres como México. Esto tiene un grave impacto en los sistemas de salud y en las economías nacionales, costándole a los países el 3% de su PIB anual.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Son la principal causa de muerte entre niños y adultos jóvenes, generan sufrimiento humano causado por los traumatismos, y son una pesada carga económica para las víctimas y sus familias, debido a los costos de los tratamientos de los heridos y a la pérdida de productividad de las personas discapacitadas o muertas.
La semana pasada, la ONU llevó a cabo una Reunión de Alto Nivel en la que abordó la seguridad vial con el objetivo de intentar colocar este tema en la agenda política de todos los países miembros. De hecho, la resolución 74/299 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (llevada a cabo en agosto de 2020) proclamó a los años 2021 al 2030 como la Segunda Década de Acción para la Seguridad Vial, bajo el lema: “Mejorar la seguridad vial mundial”.
Ya en la década de 2010-2020 se había propuesto la meta, enmarcada dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de reducir en al menos un 50% el número de muertes y lesiones graves por accidentes de tránsito, pero ante el rotundo fracaso, ya que en lugar de reducirse se incrementaron los casos, por lo que nuevamente se retomó este propósito para 2030.
Los traumatismos causados por el tránsito son la principal causa mundial de muerte de niños y jóvenes de 5 a 29 años.
Impacto en la salud pública
Esta semana la revista científica The Lancet publicó tres artículos en los que demuestra los impactos de los accidentes de tránsito en la salud mundial. En uno de ellos señala que, si bien ha existido una mayor aceptación política de la necesidad de abordar estas lesiones, durante los últimos 20 años poco ha cambiado la situación en muchos países, por lo que el mundo está lejos de alcanzar esta meta de reducir el número de muertes y heridos.
Los traumatismos causados por el tránsito son la principal causa mundial de muerte de niños y jóvenes de 5 a 29 años, y no se limitan a los conductores, sino que también afectan a peatones, ciclistas y motociclistas.
En otro de los estudios se muestra que el establecimiento de ciertas medidas ya probadas de manera generalizada, como frenar el exceso de velocidad y la conducción bajo los efectos del alcohol, el uso de cascos y cinturones de seguridad o sistemas de retención infantil, podría evitar entre el 25% y el 40% de las lesiones mortales en las carreteras.
Estas intervenciones son especialmente importantes para los países de ingresos bajos y medianos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, más de tres mil 500 personas mueren cada día en las carreteras de todo el mundo, decesos prevenibles; y se estima que durante la próxima década causarán otros 13 millones de muertes y 500 millones de heridos, particularmente en estos países. Se estima que desde que se inventó el automóvil se han producido 50 millones de muertes viales.
A pesar de que estas muertes y lesiones por traumatismos se pueden prevenir, los accidentes de tránsito siguen siendo una de las principales causas de mortalidad y puede afectar a toda persona que, de una u otra manera, transita por las calles de ciudades y por carreteras.
Impulsar la atención traumatológica
En otra investigación se analizó la atención de los pacientes que tienen lesiones resultantes de accidentes de tránsito y observó que, si bien se necesita más investigación en este campo, existen políticas basadas en evidencias para mejorar la atención de emergencia y trauma, que pueden reducir la cantidad de muertes, por ejemplo, contar con hospitales equipados y capacitados para llevar a cabo los servicios de atención traumatológica.
También contar con un sistema de ambulancias de transporte y de primeros auxilios de acceso universal, que brinden servicio en el lugar del accidente y durante el transporte, y como parte de la atención se recomienda que estas ambulancias puedan brindar ventilación mecánica; oxigenación suplementaria; manejo del shock; detener el sangrado a través de presión directa; uso de torniquetes; y la implementación de diagnósticos avanzados como tomografías computarizadas y ultrasonografía en el punto de atención.
Asimismo, se requiere personal médico con formación traumatológica; disponibilidad de sangre; ventilación no invasiva usando presión positiva en las vías respiratorias; reanimación basada en coloides; ácido tranexámico; prendas antichoque; entre otras intervenciones.
The Lancet enfatiza que comprender, medir y reducir los traumatismos causados por el tránsito no se limita a la comunidad sanitaria, sino que también es competencia de la policía y las fuerzas del orden, de los políticos, los planificadores urbanos, los educadores, los diseñadores de transporte, los ingenieros y muchos más.
frenar el exceso de velocidad y la conducción bajo los efectos del alcohol, el uso de cascos y cinturones de seguridad o sistemas de retención infantil, podría evitar entre el 25% y el 40% de las lesiones mortales en las carreteras.
Los casos en México
En México no se tienen cifras confiables, pero el INEGI reportó que en 2020 se registraron 301 mil 678 accidentes de tránsito que dejaron 3 mil 826 fallecidos y casi 72 mil heridos. El Instituto Nacional de Salud Pública indica que cada día en nuestro país mueren 22 personas de entre 15 y 29 años, por accidentes de tránsito, y que al año mueren, en promedio, 24 mil personas en nuestro país.
Las entidades con mayor número de fallecidos en el lugar del accidente por cada 100 mil habitantes durante 2020 fueron: Sinaloa (8.8 fallecidos), Chihuahua (7.7), Querétaro (7.0), Sonora (6.5) y Zacatecas (5.9). Asimismo, en este mismo periodo la tasa a nivel nacional fue de 3 decesos por cada 100 mil habitantes (ver tabla).
Si bien reducir el número de muertes y lesiones graves por accidentes de tránsito está directamente relacionado con la garantía de la seguridad de los sistemas de transporte y de las comunicaciones, también tiene que ver con la seguridad de calles, carreteras y pasos peatonales que son componentes básicos del desarrollo de comunidades y ciudades sostenibles.
Lamentablemente, en México no existe un plan o estrategia nacional de este tipo, quizá para el próximo sexenio. Por lo pronto, nuestro país no cumplirá su compromiso de disminuir en un 50% el número de muertes y heridos por accidentes de tránsito.