Aquí un ejemplo claro de los costos de la dependencia científica y tecnológica para un país como el nuestro y del abuso en tiempos de urgencia humanitaria.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Hace unos días, Gilead Sciences Inc, la empresa desarrolladora del medicamento remdesivir uno de los antivirales más prometedores contra el coronavirus, anunció que el costo de su tratamiento, que consiste en dosis por cinco días, será de alrededor de 53 mil pesos ($2 mil 340 dólares estadounidenses) por paciente.
También informó que prácticamente toda la producción del fármaco durante los próximos tres meses será vendida al gobierno estadounidense, lo cual generó preocupación entre varios países de la Unión Europea, así como entre científicos y defensores del acceso universal a los medicamentos.
El remdesivir fue originalmente desarrollado por Gilead Sciences para usarse contra la hepatitis C, pero no sirvió. En 2014, se probó para combatir al virus del Ébola en África occidental, donde demostró ser seguro y efectivo durante las etapas tempranas de la infección. Este fármaco es un antiviral de amplio espectro, análogo de nucleótidos, que bloquea el material genético del virus y evita que se replique.
Por ello, desde inicios de la pandemia, científicos de varios países empezaron a probarlo en pacientes de COVID-19. De hecho, la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) lo está probando en su gran ensayo global Solidarity, que analiza la efectividad de este medicamento y otros, en decenas de miles de personas de 100 países, entre ellos México.
En diversos estudios publicados en revistas científicas el remdesivir ha demostrado ser efectivo, por ejemplo, el publicado el pasado 26 de mayo en The New England Journal of Medicine –una de las revistas de mayor impacto en el campo de la biomedicina–, donde se indica que este fármaco fue beneficioso para pacientes hospitalizados con la enfermedad grave que requirieron oxígeno suplementario.
En un comunicado dado a conocer en la página web de la empresa (https://www.gilead.com/), su presidente ejecutivo, Daniel O’Day, dijo que en circunstancias normales la empresa valoraría un fármaco de acuerdo con el valor que proporciona y dado que remdesivir acortó el tiempo de recuperación de los pacientes de COV ID-19 en un promedio de cuatro días, tomando como ejemplo los costos vigentes en Estados Unidos, el alta hospitalaria anticipada por el medicamento resultaría en aproximadamente 12 mil dólares por paciente en ahorros hospitalarios para el sistema de salud, sin considerar el beneficio directo para los pacientes.
Por ello, dijo, decidieron cotizar el remdesivir “muy por debajo de este valor para garantizar un acceso amplio y equitativo en un momento de necesidad mundial urgente”. El precio para los gobiernos de los países desarrollados es de $ 390 (dólares) por ampolleta. Según los patrones de tratamiento actuales, se espera que la gran mayoría de los pacientes reciban un curso de tratamiento de 5 días utilizando 6 ampolletas de remdesivir, lo que equivale a $ 2,340 (dólares) por paciente.
Sin embargo, aunque no se indica el costo para países subdesarrollados, en el comunicado se indica que la empresa ha celebrado acuerdos con fabricantes de genéricos para ofrecer tratamientos a un costo “sustancialmente menor”.
El precio es elevado. Considerando la buena fe de Gilead Sciences quizá con el descuento el importe por paciente mexicano podría ser de 25 mil pesos. Si esto lo multiplicamos por, digamos, un millón de tratamientos, el monto necesario sería de 25 mil millones de pesos. Pero tal vez la Secretaría de Salud podría adquirir unos 5 millones de tratamientos para proteger mejor a los mexicanos. Esto arrojaría un monto de 175 mil millones de pesos.
Vale la pena recordar que el 20 de febrero pasado, en pleno inicio de la pandemia, el jefe de la Oficina de Presidencia, Alfonso Romo Garza, quien también es Jefe de Gabinete para el Fomento, Inversiones y Crecimiento Económico de la Presidencia de la República, señaló que el gobierno mexicano no aumentará el gasto en ciencia en lo que resta de la actual administración debido a restricciones presupuestarias de la 4T.
Durante una participación que tuvo en un evento denominado Foro de Fondos de Inversión 2020, donde acudieron dueños de compañías mexicanas, dijo: “No hay recursos que alcancen para investigación básica. Yo, en el corto plazo, prefiero comprar tecnologías ya probadas que desarrollar nuevas“.
Como anillo al dedo, la pandemia de COVID-19 le está brindando la oportunidad a Alfonso Romo para poner en práctica su “razonamiento” y los mexicanos tendremos que gastar cientos de miles de millones de pesos para enfrentar la pandemia. Nadie puede negar que tener un medicamento contra el SARS-CoV-2 es un asunto de seguridad nacional, por lo que habrá que comprar sí o sí el medicamento.
De la manera más cruda, Gilead Sciences, que invirtió mil millones de dólares para desarrollar el remdesivir –lo que nos costará comprar un millón de tratamientos–, nos demuestra lo obsoleto, miope y peligroso que es el planteamiento de Alfonso Romo y de la 4T en torno al desarrollo científico y tecnológico.
Él encarna el analfabetismo científico que predomina no solo en el actual gobierno sino que ha sido preponderante en todos los gobiernos anteriores.
Una sola empresa invirtió mil millones de dólares para desarrollar, con ciencia básica y aplicada, un solo fármaco que le dejará ganancias de centenas y hasta miles de veces más de lo invertido.
En el mundo de las empresas y en el desarrollo de los países el éxito se basa, inexorablemente, en inversión en ciencia básica, desarrollo tecnológico e innovación.
Y más vale que preparemos las finanzas nacionales pues con las vacunas ocurrirá exactamente lo mismo y no tendremos más remedio que comprarla, seguramente también a un elevado costo.
Ese es el precio de la dependencia científica y tecnológica a la que le apuesta la 4T. Si se quiere tener una nación soberana se tendrá que invertir más en estos sectores, no hay de otra.