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El IPN del Siglo XXI: Retos y Oportunidades

Dedicado con admiración infinita al Ing. Eugenio Méndez Docurro: 
ExDirector General del IPN/Colaborador en la creación del Canal 11 del IPN/
Creador del Cinvestav-IPN/Creador de la 1ª Agencia Espacial Mexicana/
Creador del Conacyt.

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En una entrega reciente (18/03/2021) analizamos las inquietudes y participación de una buena parte de la comunidad politécnica sobre la reelección o no del Director General (DG) previo; ello generó finalmente su no designación para un segundo mandato; aspecto que propició el nombramiento con cierta premura del nuevo funcionario, el Dr. Arturo Reyes Sandoval, por parte del Presidente López Obrador.

El nuevo titular de la DG se encontraba en la Universidad de Oxford como investigador asociado. El nombramiento presidencial ocurrió dentro de las atribuciones que le otorga al propio Presidente de la República la Ley Orgánica del IPN. Desafortunadamente no hubo amplias consultas a la comunidad politécnica (académicos, estudiantes, trabajadores, administradores), por parte de los organismos correspondientes, sobre sus preocupaciones y elementos a considerar antes de la designación señalada. Es justo reconocer que todo ello se debió en buena medida a los simultáneos y presurosos eventos que estaban ocurriendo en México hacia finales del año 2020, como el nuevo nombramiento del entonces Secretario de Educación Pública, Lic. Moctezuma Barragán , como Embajador en los EUA; designación de la Mtra. Delfina Gómez Alvarez, como nueva titular de la SEP; la no reelección ya citada del antiguo DG del Politécnico; incremento de las infecciones virales del Covid-19; confinamiento; aumento de decesos y tardanza en el arribo de vacunas; entre otros

El nuevo DG tuvo que hacer designaciones en un corto tiempo, de directores y otros funcionarios de diversas entidades incluyendo a algunos de sus colaboradores cercanos; en algunos casos se observaron inquietudes sobre tales nombramientos. Se estima que la falta de conocimiento del actual entorno académico, y lo apresurado de las acciones pudieron haber propiciado este tipo de circunstancias.

En forma sucinta es pertinente describir que el IPN cuenta con 104 unidades educativas en 34 localidades de 23 estados de la República. Ofrece 284 programas: 51 de nivel medio superior, 71 de nivel superior y 162 de posgrado (46 de doctorado, 80 de maestría y 36 especialidades). Asisten a sus aulas en épocas normales 191 mil estudiantes, y en total más de 350 mil personas utilizan en formas diversas su infraestructura académica. Tiene mil 291 miembros (¡45% mujeres!) en el Sistema Nacional de Investigadores; de los cuales el 75-80% pertenece a los niveles de Candidato y Nivel 1; la parte inferior de la clasificación. Y el personal académico, trabajadores y administrativos alcanzan 14 mil personas. En forma individual es la institución tecnológica más grande de México y durante décadas se le denominó al Poli como rector de la educación tecnológica de México; y ocupa el segundo lugar en tamaño y cobertura dentro de las universidades públicas y privadas del país. 

El nuevo Director General tuvo que hacer designaciones en un corto tiempo, de directores y otros funcionarios de diversas entidades incluyendo a algunos de sus colaboradores cercanos; en algunos casos se observaron inquietudes sobre tales nombramientos.

El Politécnico tiene mil 291 miembros en el Sistema Nacional de Investigadores, el 45% mujeres; de los cuales entre 75-80% pertenece a los niveles de Candidato y Nivel 1, la parte inferior de la clasificación.

El IPN ha sido pionero en innumerables actividades a nivel educativo, científico, tecnológico y de innovación (CTI). Desde sus inicios propició la enseñanza a niveles técnico, y media superior en mecánica, mecánica automotriz, corte y confección, electrónica, construcción, química, microbiología, optometría y contaduría, entre otros; campos que se fueron readaptando al correr del tiempo. A nivel de licenciatura se ofrecieron carreras que no tenían cobertura en México o ésta era mínima: medicina rural y familiar; homeopatía; ingenierías en aeronáutica, textil, química petrolera, comunicaciones y electrónica, arquitectura, y bioquímica; microbiología, entre otras.  

La gigantesca visión de esos politécnicos de mediados del siglo pasado y de las 3-4 décadas siguientes, que sin antecedente alguno en América Latina, e incluso Europa, propiciaron la creación de la primera televisora educativa y cultural denominada XEIPN Canal 11. Los recursos económicos eran extremadamente limitados, y la pobreza en infraestructura televisiva era equivalente, pero el ingenio procuraba superar tales factores. Comienza así, en los alrededores del Casco de Santo Tomás (el corazón Guinda y Blanco, los colores distintivos del Poli), en los albores del año 1959, el primer programa del naciente Canal que fue un curso de matemáticas. Gradualmente se comienza a conquistar una importante audiencia, además de los propios estudiantes, en lugares en donde se podía captar la señal.

El nombramiento presidencial ocurrió dentro de las atribuciones que le otorga al propio Presidente de la República la Ley Orgánica del IPN. Desafortunadamente no hubo amplias consultas a la comunidad politécnica (académicos, estudiantes, trabajadores, administradores).

Con el tiempo elementos externos al IPN se empezaron a interesar en este Canal dado su éxito en ascenso; y los participantes politécnicos en los diversos programas televisivos comenzaron a minimizarse; todo ello aprovechándose del carácter desconcentrado del IPN de la SEP. Se comenta internamente que se ha estado dejando de lado los propósitos académicos iniciales de la televisora.     

El 14 de Enero pasado, poco antes de irse de Embajador a los EUA, el Secretario Barragán sorpresivamente le dio posesión a un presunto pasante de licenciatura, de 24 años, del ITAM, un reconocido Instituto privado, como Director del Canal 11. Ante ello, un significativo número de los diversos componentes de la comunidad del IPN le hicieron llegar una comunicación sobre este asunto a la respetable Secretaria de SEP, doña Delfina Gómez, y al DG, Dr. Reyes Sandoval. La vital y sagaz intervención del nuevo y alto funcionario politécnico es altamente deseable.

El Secretario Barragán sorpresivamente le dio posesión a un presunto pasante de licenciatura, de 24 años, del ITAM, un reconocido Instituto privado, como Director del Canal 11.

Otra expresión mayúscula de la visión politécnica, bajo la batuta del Ing. Méndez Docurro, fue la creación en 1961 del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN. Su propósito original fue la formación de recursos humanos de nivel maestría y doctorado para el IPN; el Instituto lo dotó de recursos económicos y estratégicos, incluso castigando sus otras entidades, para crear un organismo de educación de posgrado, y generación de CTI de alta excelencia; con similitudes a otros selectos “think tanks” de los EUA. Para agilizar su operación se le dio el carácter de descentralizado teniendo en su Junta Directiva como Presidente exoficio al DG del Politécnico.

En muy corto tiempo el Cinvestav logró extraordinarios avances en una carrera académica ascendente. La desatención del IPN en la operación del día a día del Cinvestav, y el papel de algunos elementos internos sin ninguna vinculación con el Poli, comenzaron a producir un alejamiento gradual de su padre fundador. De una manera inexplicable, el Cinvestav comenzó a crear programas académicos equivalentes a los propios del IPN, incluso en la misma zona geográfica de la CDMX.

Sería deseable que bajo el liderazgo del Director General en funciones, y con un diligente y renovado equipo de trabajo que incluyera además algunos líderes educativos y científicos externos, se llevara a cabo una auscultación y evaluación de las diversas entidades de tal manera que condujera al diseño de estrategias educativas y científicas acordes a los retos del siglo XXI.

En virtud de las circunstancias actuales de la escasez de recursos para la formación de jóvenes científicos y generación simultánea de conocimientos, impactadas por las dificultades de la economía mexicana, a lo que se adiciona la pandemia misma, es un momento propicio para que el IPN y el Cinvestav logren acuerdos inteligentes para propósitos comunes. Es hora de conjugar esfuerzos para ser más eficientes en la generación de ciencia básica, y ciencia utilitaria que resuelva problemas acuciantes; todo ello por el bienestar de la sociedad mexicana. Y es hora también de que el propio IPN haga valer los componentes legales de su ley orgánica. En este escenario constructivo el papel del nuevo DG con los colores Guinda y Blanco es esencial; los resultados previsibles apuntan a un común ganar-ganar.

Sería deseable que bajo el liderazgo del DG en funciones, y con un diligente y renovado equipo de trabajo que incluyera además algunos líderes educativos y científicos externos, se llevara a cabo una auscultación y evaluación de las diversas entidades de tal manera que condujera al diseño de estrategias educativas y científicas acordes a los retos del siglo XXI. El 85 Aniversario del IPN ya está  aquí; lo anterior debería conducir a una productiva conmemoración ante el titular del ejecutivo federal, y de otros componentes claves de la sociedad, para mostrar con orgullo y pundonor de qué están hechos los Burros Blancos (la mascota es una burrita blanca); aquéllos que el México actual necesita ahora para la construcción de la sociedad del conocimiento.

Octavio Paredes López: Premio de la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo (TWAS, Trieste, Italia) / Premio Nacional de Ciencias / Investigador Emérito del Cinvestav-IPN y del SNI-Conacyt. Marzo 2021.

Artículo publicado originalmente en el espacio del Consejo Consultivo de Ciencias de la República en el diario La crónica de hoy. Reproducción con permiso del autor.

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