Desde finales de 2019 un misterio intrigaba a la comunidad de astrofísicos: una de las estrellas más grandes y brillantes conocidas, llamada Betelgeuse, parecía estar apagándose. Según creían muchos científicos, la estrella –900 veces más grande que nuestro Sol y 20 veces su masa– se preparaba para una inminente explosión que la convertiría en una supernova.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Betelgeuse es una supergigante roja que desde la Tierra se ve como la segunda estrella más brillante en el firmamento, pero desde hace casi dos años su brillo había descendido paulatinamente en el hemisferio sur, hasta llegar a ser 70% inferior. El “gran oscurecimiento” le llamaron.
Las supergigantes rojas son estrellas que se encuentran en las últimas etapas de su evolución. Si colocáramos a Betelgeuse en el Sistema Solar llegaría a ocupar el espacio que hay desde el Sol hasta la órbita de Júpiter. Puede verse en la constelación de Orión, en lo que sería el hombro, y como el punto más brillante.
En su núcleo el hidrógeno se está transformando en helio en una fusión nuclear permanente, mientras expulsa grandes cantidades de energía y materia al espacio. Algunos investigadores consideran que probablemente en los próximos 100 mil años, una vez que se consuma todo el hidrógeno, el helio se convertirá en materia pesada como hierro, lo que ocasionará el colapso de la estrella que se comprimirá hasta generar una superexplosión que expulsará materia y energía por todo el espacio y se observará por todos los confines de la galaxia como una supernova que iluminará el cielo nocturno como una gran faro y de cuyo centro surgirá una pequeña estrella de neutrones. Pero otros científicos difieren en el tiempo y consideran que esto ocurrirá dentro de 8 millones de años, muy poco tiempo para las escalas temporales de las estrellas.
El asunto es que el gran oscurecimiento de la estrella, que se ubica a 724 años luz de distancia, hizo pensar a muchos que se trataba del inminente colapso y explosión de Betelgeuse, de hecho, muchos ya habían calculado lo que le pasaría a la Tierra en caso de que esto ocurriera, debido a su cercanía.
Algunos estimaban que el brillo de la explosión de la supergigante roja podría ser el equivalente al resplandor de la Luna en cuarto menguante o incluso al de la Luna llena, e iluminaría la noche y el día durante varios meses o incluso años. Esperaban, también, un inminente impacto en la atmósfera terrestre.
Sin embargo, con base en las observaciones y análisis de un grupo de radioastrónomos de Alemania, Francia, España, Estados Unidos, Holanda, México, y Reino Unido, encabezado por Miguel Montargès, del Observatorio de Paris LESIA, y de la Universidad de la Sorbona, descubrieron que no se trataba de una inminente explosión sino de la formación de una gigantesca nube de polvo de la propia estrella que bloqueó su luz del hemisferio sur vista desde la Tierra.
De acuerdo con un artículo científico publicado en la revista Nature y en la que participó el investigador mexicano Joel Sánchez Bermudes, del Instituto de Astronomía de la UNAM, estas observaciones arrojan luz sobre los mecanismos responsables de los importantes eventos de pérdida de masa que ocurren durante la etapa final de la evolución de una estrella masiva.
Miguel Montargès y sus colegas estudiaron la superficie de Betelgeuse tanto antes como durante el “gran oscurecimiento” con imágenes de alta resolución angular del Very Large Telescope del Observatorio Europeo del Sur, ubicado en Chile, que revelaron que el hemisferio sur de Betelgeuse fue diez veces más oscuro de lo habitual durante la atenuación.
Asimismo, determinaron que se produjo una caída de la temperatura en una región más fría de la superficie de Betelgeuse, relacionada con un evento de pérdida de masa que había ocurrido años antes, una nube de gas del tamaño de la propia estrella que había arrojado al espacio y que, posteriormente, al enfriarse se condensó y formó el polvo del que suelen formarse planetas cuando se inician los sistemas solares. Sin embargo, este polvo lo arrojó la supergigante como un estertor de sus últimas etapas de vida.
Este estudio proporciona información nueva sobre la estructura y evolución de las estrellas, especialmente de las supergigantes rojas.
Betelgeuse tiene un brillo 100 mil veces superior a la del Sol, pero justamente ese brillo es generado por reacciones muy intensas que ocasionaron la pérdida de materia de sus capas superiores a gran velocidad. En el futuro terminará su etapa de vida como estrella con una espectacular explosión de supernova que, quizá la humanidad pueda observar como lo hizo en 1604, cuando se registró la más reciente supernova en nuestra galaxia.