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Hembras bonobo se unen para protegerse de los machos

En las relaciones entre machos y hembras de bonobos (Pan paniscus) existen peculiaridades poco comunes aún para los humanos, a pesar de que, como ocurre en casi todos los demás mamíferos sociales –con machos más grandes y fuertes–, las sociedades de bonobos no están dominadas por los masculinos, sino en la mayoría de los casos, por la féminas.

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Como ocurre con otras especies, los machos tienen la ventaja física para atacar, forzar apareamientos y monopolizar el alimento, pero las hembras bonobo son famosas por mantener poder y un alto estatus social en comparación con sus homólogos machos, situación que ha intrigado a los científicos desde hace varias décadas.

Ellas rechazan fácilmente las insinuaciones sexuales no deseadas, y los machos saben que no deben forzar la situación. También son las hembras quienes suelen controlar recursos valiosos y compartibles. Se alimentan sentadas en el suelo, sin amenazas, mientras los machos revolotean en las ramas de los árboles esperando su turno.

Los científicos se preguntaron ¿cómo es que surge esta libertad de la que disfrutan las hembras?

Luego de casi 30 años de observaciones, un equipo de investigadores de Alemania, Bélgica, Estados Unidos y Países Bajos, encabezados por Martin Surbeck, del Instituto Max Planck y la Universidad de Harvard, encontró la respuesta: la solidaridad femenina como herramienta de poder.

Decubrieron que las hembras bonobo, las primates más cercanas al ser humano, forman coaliciones para asegurar su estatus social, protegerse de las agresiones de los machos y reducir las diferencias de poder entre los sexos.

Luego de casi 30 años de observaciones, el equipo de investigadores encontró que la solidaridad femenina entre las hembras bonobo es una herramienta de poder.

Lo que constituye la primera evidencia de esta estrategia de solidaridad entre los animales fue publicada esta semana en la revista Communications Biology de Springer Nature, donde se señala que el impacto de la agresión masculina se ve mitigado por la agrupación de las hembras para ganar una mayor proporción de conflictos y evitar el dominio masculino.

La investigación fue realizada en seis comunidades silvestres de bonobos en la República Domocrática del Congo, el único país donde los bonobos viven en libertad, una de ellas, la estación de investigación de LuiKotale es dirigida por Barbara Fruth, del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal.

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“Había ideas contradictorias sobre cómo habían adquirido la libertad las bonobas”, afirma Fruth. “Ninguna de las cuales se había probado jamás en bonobos salvajes que vivían en las selvas donde evolucionaron”.

las hembras superaron en rango social en aproximadamente el 70% de los machos en sus respectivas comunidades. Crédito: Martin Surbeck, Proyecto de Investigación del Bonobo de Kokolopori/ Communications Biology.

Dominio femenino

En los mamíferos sociales el dominio femenino sobre los machos es un fenómeno poco común y pocas son las especies donde ellas son las líderes de los grupos, como es el caso de las elefantas, algunas especies de lémures y las hienas manchadas.

“En este estudio, probamos tres hipótesis principales que explican las relaciones de poder intersexuales: los efectos autorreforzantes de ganar y perder conflictos, la fuerza de la competencia por la pareja y la formación de coaliciones femeninas”, indican los científicos en el estudio (leer en: DOI 10.1038/s42003-025-07900-8).

Martin Surbeck y sus colegas monitorearon las seis comunidades de bonobos entre 1993 y 2021, y registraron 1,786 casos de agresiones entre individuos sexualmente maduros, de los cuales 1,099 fueron ganados por las coaliciones de hembras.

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Estos mecanismos del poder femenino se presentaron en el 85% de las agresiones, donde las hembras formaron coaliciones en contra de los machos.

De acuerdo con la hipótesis de la autoorganización basada en la proporción de sexos, las mujeres pueden dominar a varios hombres, a pesar de su menor tamaño corporal. “Se puede ganar un conflicto siendo más fuerte, contando con el apoyo de amigos o teniendo algo que alguien desea y no puede arrebatárselo por la fuerza”, afirma Surbeck.

Asimismo, las hembras superaron en rango social en aproximadamente el 70% de los machos en sus respectivas comunidades. Esta tendencia de las hembras a formar coaliciones podría ser la primera demostración de la coalición como un mecanismo evolutivo asociado con un aumento del poder femenino y demostrarlo tomó tres décadas de observaciones.

“En este estudio, probamos tres hipótesis principales que explican las relaciones de poder intersexuales: los efectos autorreforzantes de ganar y perder conflictos, la fuerza de la competencia por la pareja y la formación de coaliciones femeninas”.

Los bonobos machos reconocen los límites que imponen las coaliciones de hebras y disminuye su capacidad de agresión. Imagen cortesía de Rawpixel.

Reproducción

Una de las hipótesis iniciales apuntaba a que la dominación femenina se debía a estrategias reproductivas, como la ovulación oculta, que impide que los machos monopolicen las oportunidades de apareamiento.

Es decir, el control reproductivo como uno de los mecanismos de la dominación femenina sobre los machos, ya que, de hecho, son las hembras quienes deciden cuándo y con quién aparearse.

Esta autonomía reproductiva femenina casi con certeza cambia las relaciones de poder entre los sexos.

La ventana fértil de las hembras permanece oculta para los machos, quienes obtienen más beneficios al intentar permanecer cerca de las hembras que al obligarlas agresivamente a aparearse.

Pero los investigadores aún no están seguros de esta hipótesis, que continuarán analizando en futuras investigaciones.

“Se puede ganar un conflicto siendo más fuerte, contando con el apoyo de amigos o teniendo algo que alguien desea y no puede arrebatárselo por la fuerza”: martin Surbeck.

Estatus elevado

La formación de coaliciones fue una sorpresa para los investigadores, dado que las hembras adultas son inmigrantes sin parentesco de diferentes comunidades que no crecieron juntas, lo que hacía inesperados los profundos vínculos y la cooperación mostrada entre ellas. “No se ven coaliciones tan a menudo en la naturaleza”, explica Surbeck.

Es difícil para los cientificos saber qué desencadena una coalición ya que se forman segundos después de un evento, por ejemplo, emiten gritos muy fuertes cuando un macho intenta herir a una cría. Luego del alarido, el macho agresor es perseguido a través de los árboles por el grupo de hembras, y a veces le pueden causar lesiones mortales.

“Es una forma feroz de afirmar el poder”, menciona Fruth. “Queda claro por qué estos machos no intentan traspasar los límites”.

Se ha demostrado un alto poder femenino sobre los hombres, especialmente en sociedades con una gran proporción de hombres. Las altas tasas de conflictos entre machos hacen que algunos de ellos pierdan fuerza competitiva en el transcurso de conflictos frecuentemente perdidos y que queden por debajo de ciertas mujeres en su capacidad de victoria y su posición dentro de la jerarquía de los grupos.

“Específicamente, descubrimos que la propensión de las hembras a formar coaliciones contra los machos variaba considerablemente, tanto dentro de las comunidades a lo largo del tiempo como entre ellas, y que esta variación se asociaba positivamente con el grado de poder que las hembras tenían sobre los machos”, señala el artículo.

La investigación demostró que una hembra bonobo promedio en estado salvaje gana el 61 % de los conflictos con machos subadultos y adultos, superando en rango a aproximadamente el 70 % de esos machos. Sin embargo, ambos índices de poder femenino sobre los machos variaron considerablemente entre comunidades y épocas.

Fruth señala que este dominio no era en absoluto la regla. Variaba en las poblaciones a lo largo de un espectro. “Es más preciso decir que en las sociedades de bonobos, las hembras gozan de un estatus elevado en lugar de un dominio indiscutible”, dice.

Las comunidades y los años en los que las hembras adultas formaron más coaliciones se correspondían con las hembras que ganaban más conflictos diádicos (entre parejas) contra los machos y obtenían una clasificación más alta que los machos, lo que respalda la hipótesis de la coalición femenina.

Esta solidaridad es solo un mecanismo que impulsa el empoderamiento de las hembras de bonobos, afirman los investigadores.

Influencia materna

Otro de los hallazgos de la investigación es la influencia de las madres en los grupos de bonobos. En la naturaleza, los machos permanecen con mayor frecuencia en sus comunidades natales, lo que les ofrece la posibilidad de establecer alianzas o conexiones a largo plazo, especialmente con sus madres.

En tres de las comunidades estudiadas, las madres de los machos de mayor rango estaban presentes. Por el contrario, en dos comunidades ninguno de los machos adultos tenía una madre que residiera con ellos y ocupaban menor rango social.

Miembros de la comunidad de Ekalakala descansando y socializando en un árbol caído.
Crédito: Martin Surbeck, Proyecto de Investigación del Bonobo de Kokolopori / Communications Biology.

Información de interés:

– Primate: Conócete a ti mismo

– Homínidos habitaron Europa desde hace casi dos millones de años

– Neandertales y humanos se mezclaron hace 50 mil años

– El humano comparte 11 % de su genoma con todos los mamíferos

 

 
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