La emergencia sanitaria mundial por la COVID-19 ha puesto en peligro los pocos progresos logrados en los últimos años en equidad de género, señala el análisis El impacto de COVID-19 en las carreras de mujeres en ciencias académicas, ingeniería y medicina (https://www.nap.edu/read/26061/chapter/1), llevado a cabo por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!El estudio señala que la pandemia ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha originado mayor disparidad de género en los campos de ciencia, tecnología, ingenierías, matemáticas y medicina (STEMM, por sus siglas en inglés).
“La evidencia preliminar indica que la pandemia ha afectado negativamente el bienestar de las mujeres en los campos académicos STEMM en una serie de áreas, incluyendo la productividad, el control de los límites de la vida laboral, la creación de redes y comunidades de colaboración, y el bienestar mental”, señala la investigación.
Complicó el trabajo de las mujeres científicas, quienes tuvieron problemas para establecer límites entre el trabajo y su vida privada. Esto ocasionó que se incrementara su carga laboral, una disminución de la productividad, cambios en las interacciones laborales, así como la interrupción de sus investigaciones.
Esto se juntó con su carga de trabajo en el hogar, ya que padecieron falta de acceso a las guarderías; enfrentaron mayores necesidades conductuales y académicas de los hijos e hijas; aumentaron las demandas de cuidado de adultos mayores; y hubo problemas personales de salud física y mental. Estos problemas fueron especialmente importantes para las mujeres científicas que son madres o cuidadoras.
“Antes de la pandemia la representación de las mujeres había aumentado lentamente en los campos STEMM, pero este progreso es frágil y propenso a retrocesos, especialmente en tiempos de crisis”, señaló Eve Higginbotham, presidenta del comité que realizó el informe e investigadora de la Universidad de Pensilvania. “Los nuevos datos sugieren que las alteraciones causadas por la pandemia ponen en peligro el compromiso y la retención de las mujeres en estos campos, y pueden hacer retroceder algunos de los logros alcanzados por las mujeres hasta la fecha”.
El coronavirus afectó de manera desproporcionada a las mujeres científicas más que a los hombres, y si bien las tecnologías permitieron continuar el intercambio de información, muchas colaboraciones no se pudieron mantener en línea. Asimismo, la mayor parte de los cuidados y tareas domésticas, especialmente durante los primeros meses de la pandemia, representaron mayor carga de trabajo para las mujeres que para los hombres.
Durante 2020 hubo despidos y licencias en las instituciones científicas de Estados Unidos que afectaron en gran medida a los profesores e investigadores de tiempos parciales, puestos que suelen estar ocupados por mujeres y personas de etnias minoritarias. Estas decisiones financieras ya tuvieron efectos negativos en el corto plazo, pero tendrán consecuencias de largo aliento.
“La evidencia preliminar indica que la pandemia ha afectado negativamente el bienestar de las mujeres en los campos académicos STEMM en una serie de áreas, incluyendo la productividad, el control de los límites de la vida laboral, la creación de redes y comunidades de colaboración, y el bienestar mental”, señala la investigación.
Efectos emocionales y psicológicos
El apoyo social, que es particularmente importante durante las situaciones de crisis, se ve amenazado por el aislamiento físico y las interacciones sociales restringidas impuestas durante la pandemia. Para las mujeres que ya de por sí están aisladas dentro de sus campos o disciplinas científicas, el aislamiento social adicional fue un factor importante que contribuyó a incrementar el estrés.
Algunas de las medidas adoptadas como las prórrogas en las subvenciones no cuentan con la flexibilidad que requieren las mujeres en sus dobles jornadas de trabajo (las del hogar y las del trabajo), ya que ninguna de las cargas de trabajo se redujeron y esto afectó especialmente a quienes tienen múltiples identidades marginales, como ser afroamericana o latina.
El informe estadounidense recomienda investigar con mayor detalle los efectos de la pandemia de COVID-19 a corto y largo plazos en las trayectorias profesionales, la estabilidad laboral y las funciones de liderazgo de las mujeres. También sugiere analizar con mayor profundidad los límites entre la vida laboral y la personal con el fin de desarrollar e implementar medidas y recursos de apoyo, por ejemplo, reducciones de cargas laborales, cuidado de hijas e hijos y opciones de trabajo flexibles.
En México es necesaria una investigación similar por parte de las autoridades científicas, pero en lugar de ello se han implementado políticas de acoso y discriminación en contra de las mujeres científicas en formación como las establecidas en la “Convocatoria de Becas Conacyt Nacionales 2021” (https://conacyt.mx/convocatorias/convocatorias-becas-nacionales/convocatorias-abiertas-becas-nacionales/becas-conacyt-nacionales-2021/).
Ahí, la actual administración del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, encabezada paradójicamente por una mujer, María Elena Álvarez-Buylla Roces, estableció la penalización número IV, que suspende la beca de posgrado a las mujeres que se embarazan.
“La falta de igualdad de oportunidades en el trabajo está expulsando a las mujeres de las profesiones de investigación, a la vez que conmina a que se ponga en marcha el principio de igualdad para que la ciencia sea favorable a las mujeres, porque con demasiada frecuencia funciona en su contra”.
Informe de la UNESCO sobre la Ciencia 2021.
Solo hay un tercio de científicas en el mundo
De acuerdo con el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia 2021 (https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000377250_spa), las mujeres representan solo un tercio de las personas que se dedican a la investigación científica y a las ingenierías en el mundo.
Asimismo, solo el 28% de las personas graduadas en ingenierías y el 40% en informática y computación son mujeres, por lo que continúan siendo una minoría en los puestos de liderazgo en las empresas tecnológicas.
En Estados Unidos, por ejemplo, uno de los primeros obstáculos para el desarrollo de las mujeres en los campos STEMM, es que las mujeres son infravaloradas en sus especialidades.
Pero este país no es la excepción: en la mayoría de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la proporción de mujeres entre los egresados en las carreras de ingenierías es inferior al promedio mundial como Australia, con 23.2%; Canadá (19.7%); Chile (17.7%); Francia (26.1%); Japón (14.0%); la República de Corea (20.1%); o Suiza (16.1%).
“La falta de igualdad de oportunidades en el trabajo está expulsando a las mujeres de las profesiones de investigación”, indica el informe, a la vez que conmina a que se ponga en marcha el principio de igualdad para que la ciencia sea favorable a las mujeres, porque “con demasiada frecuencia funciona en su contra”.
Para ello, la UNESCO sugiere eliminar los estereotipos de género en la educación y establecer políticas que atraigan y apoyen a las mujeres científicas en el mercado laboral. Existe “la necesidad urgente de construir ecosistemas científicos y tecnológicos más inclusivos, transformadores y responsables, libres de prejuicios y discriminación (…) Acelerar la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y abordar los retos que nos afectan a todos”, señala el informe.
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