Aún no se sabe a ciencia cierta cuándo y cómo se originó el SARS-CoV-2. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado dos misiones para tratar de dilucidar cómo se originó el coronavirus que ya ha causado la muerte de casi cinco millones de personas en todo el mundo, pero se ha enfrentado a dos grandes obstáculos que se centran en una disputa geopolítica entre las dos grandes potencias: China y Estados Unidos.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!El primero de ellos es el clima conspiratorio creado por el expresidente estadounidense Donald Trump, quien, sin ningún fundamento, señaló que el virus había sido desarrollado por científicos chinos y que había sido liberado intencionalmente para afectar la economía estadounidense. El otro ha sido la opacidad y falta de transparencia del gobierno chino que ha ocultado información y ha impedido el acceso a evidencias y datos que ayuden a determinar el origen del coronavirus.
En un intento por retomar este esfuerzo luego de las misiones de 2020 y de febrero de 2021, la OMS anunció la semana pasada la creación de un Grupo de Asesoramiento Científico sobre el Origen de Nuevos Patógenos (SAGO, por sus siglas en inglés), integrado por 26 científicos de 26 naciones diferentes, entre ellos dos investigadores latinoamericanos: la cubana María Guzmán, directora del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri; y el brasileño Carlos M. Morel, director del Centro de Desarrollo Tecnológico en Salud de la Fundación Oswaldo Cruz.
La composición del SAGO fue seleccionada por la OMS luego de una convocatoria internacional en la que participaron 700 científicos de todo el mundo, especialistas de diversas áreas como epidemiología, salud animal, ecología, medicina clínica, virología, genómica, epidemiología molecular, biología molecular, biología, inmunología, seguridad alimentaria, bioseguridad y salud pública, entre otros. Su función principal será brindar asesoría al organismo multilateral para desarrollar un marco global para guiar estudios sobre los orígenes no solo del SARS-CoV-2, sino de cualquier patógeno emergente y reemergente de potencial epidémico y pandémico.
“La aparición de nuevos virus con el potencial de provocar epidemias y pandemias es un hecho de la naturaleza, y aunque el SARS-CoV-2 es el último de estos virus, no será el último”, expresó Tedros Adhanom Ghebreyesus, Secretario General de la OMS, al anunciar la creación del Grupo. “Entender de dónde vienen los nuevos patógenos es esencial para prevenir futuros brotes con potencial epidémico y pandémico, y requiere una amplia gama de conocimientos. Estamos muy satisfechos con el calibre de los expertos seleccionados para la SAGO de todo el mundo, y esperamos trabajar con ellos para hacer el mundo más seguro”.
Con esta iniciativa, la OMS pretende disminuir la politización para analizar el origen del coronavirus y evitar que en futuras pandemias los intereses políticos se interpongan a las investigaciones científicas.
“El riesgo de que aparezca en el futuro está impulsado por múltiples fuerzas, como el cambio climático, los cambios en los ecosistemas y la creciente urbanización. La próxima Enfermedad X podría aparecer en cualquier momento, y el mundo debe estar mejor preparado”.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, Secretario General de la OMS.
El grupo de científicos proporcionará al organismo una evaluación independiente de todos los resultados científicos y técnicos disponibles a nivel global sobre el origen del SARS-CoV-2; llevará a cabo una guía de estudios y su seguimiento para determinar el origen del coronavirus, incluida una serie de estudios mundiales que se llevarán a cabo para determinar cómo se originó el coronavirus, según lo establecido en en el informe WHO-China Global Study of Origins of SARS-CoV-2: China Part, publicado el 30 de marzo de 2021.
Los 26 científicos también asesorarán al organismo en cualquier estudio adicional que sea necesario, así como determinar futuras misiones internacionales de la OMS para estudiar los orígenes del SRAS-CoV-2 en China o para otros patógenos emergentes.
Maria Van Kerkhove, directora técnica de COVID-19 de la OMS, dijo que ante la politización de este tema, la OMS quiere “devolver esto a la ciencia” y al mandato de la OMS, para perfilar lo que hay que hacer.
La misión del SAGO, dicen los funcionarios de la OMS, es asesorar a la Organización en el desarrollo de un marco para definir estudios exhaustivos sobre los orígenes de dichos patógenos, incluido el SARS-CoV-2, información que es esencial para desarrollar políticas y mejorar la preparación para reducir la posibilidad de futuros eventos de propagación zoonótica (transmisión de un patógeno de los animales a los seres humanos) y la posibilidad de que esos eventos se conviertan en brotes importantes.
“El síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), la influenza, el ébola, el Marburgo, el Lassa, el Nipah, el zika y, ahora, el coronavirus del SARS-CoV-2 han sido las enfermedades X de su tiempo”, señalan Tedros Ghebreyesus, Maria Van Kerkhove y Michael Ryan en una editorial publicada en la revista Science el 13 de octubre. “El riesgo de que aparezca en el futuro está impulsado por múltiples fuerzas, como el cambio climático, los cambios en los ecosistemas y la creciente urbanización. La próxima Enfermedad X podría aparecer en cualquier momento, y el mundo debe estar mejor preparado”.
La zona cero del bote
En mayo de 2020 los estados miembros de la Organización aprobaron la conformación de grupos de expertos internacionales para realizar estudios científicos sobre el origen del virus, pero el gobierno chino ha limitado el acceso a información relevante sobre los primeros casos detectados o, de plano, ha impedido la entrada de investigadores a su país.
Luego de varios intentos y tras dos visitas oficiales, el estudio conjunto OMS-China (WHO-China Global Study of Origins of SARS-CoV-2: China Part), publicado en marzo de este año y elaborado por una misión de 17 científicos internacionales en conjunto con 17 científicos chinos, menciona que hay indicios de que el brote fue mucho más amplio en Wuhan en diciembre de 2019 de lo que se había informado hasta ahora (https://www.who.int/health-topics/coronavirus/origins-of-the-virus).
La misión encontró varios signos de una propagación mucho más amplia con más de una docena de variantes del virus circulando en Wuhan en diciembre de ese año, por lo que el virus pudo surgir desde mediados de octubre de 2019, indica el informe.
El grupo OMS-China investigó las cuatro hipótesis más sobresalientes: 1) transmisión zoonótica natural y directa; 2) la transmisión a través de un animal intermediario (también zoonosis); 3) por comida congelada china; y 4) por medio de una liberación accidental en un laboratorio. El planteamiento de la liberación intencional, propagada falsamente por Trump, quedó descartada.
China ha reaccionado enérgicamente ante la hipótesis de que el virus pudo haber surgido de un laboratorio suyo, y ha señalado que se originó en otros países, incluidas instalaciones de investigación estadounidenses.
El informe de la OMS indica que, aunque son raros, los accidentes de laboratorio ocurren y que diferentes laboratorios de todo el mundo están trabajando con coronavirus de murciélago. Sin embargo, en el Instituto de Virología de Wuhan se secuenció el genoma de una cepa de coronavirus llamada CoVRaTG13, cercana en 96.2% al SARS-CoV-2 obtenida de murciélagos y que uno de los laboratorio de ese instituto se mudó, el 2 de diciembre de 2019, a una nueva ubicación cerca del mercado de mariscos de Huanan, señalado como la zona cero del brote. “Semejantes movimientos pueden ser perjudiciales para las operaciones de cualquier laboratorio de alta seguridad”, señala el informe.
Sin embargo, no se encontró evidencia serológica de infección en los trabajadores del laboratorio y el laboratorio que se mudó no informó de interrupciones o incidentes causados por la mudanza. La misión científica tampoco localizó almacenamientos o actividad de ese laboratorio con coronavirus u otros virus de murciélagos que precedieron al brote.
La OMS enfatizó en ese informe la necesidad de llevar a cabo más investigaciones, algo a lo que el gobierno chino se opone, a pesar de que en este estudio participaron científicos chinos.
Uno de los señalamientos de diversos investigadores es que China debe hacer públicos los análisis de los primeros casos y que debe permitir a los científicos inspeccionar los laboratorios de virología, las cuevas de murciélagos, las granjas de animales salvajes que se venden en los “mercados húmedos” y la realización de pruebas a los trabajadores de esas granjas.
El gobierno de Estados Unidos presionó a la OMS y al gobierno chino para realizar una investigación internacional completa, transparente y basada en evidencia y para brindar acceso a todos los datos y pruebas relevantes.
El origen accidental del virus
En mayo pasado, el presidente estadounidense, Joe Biden, pidió a las agencias de inteligencia de su gobierno recopilar información para comprender los orígenes de la pandemia por supuestas evidencias de inteligencia que señalan la posible liberación accidental del SARS-CoV-2 de un laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan, China.
La base de tales sospechas son informes de funcionarios de inteligencia de la Casa Blanca que señalan que aún hay pruebas sin examinar sobre el surgimiento de la pandemia.
El gobierno de Estados Unidos presionó a la OMS y al gobierno chino para realizar una investigación internacional completa, transparente y basada en evidencia y para brindar acceso a todos los datos y pruebas relevantes. Pero China se ha manifestado en contra de llevar a cabo investigaciones más profundas sobre el orígenes del virus.
El Departamento de Estado de EE. UU. cuestionó los resultados de la misión conjunta de la OMS-China ya que en el informe se afirma que la liberación accidental del coronavirus desde un laboratorio, aunque posible, era “extremadamente improbable”.
La misión de la OMS-China enfrentó grandes dificultades para llevar a cabo sus pesquisas, de entradas varias veces se les negó la entrada a China y, una vez que pudieron hacerlo, no fue fácil obtener datos de parte de los científicos chinos. No pudieron inspeccionar los laboratorios del Instituto de Virología de Wuhan y tampoco tuvieron acceso a los análisis de los primeros casos detectados.
En agosto pasado, algunos miembros de esa misión que ya se ha disuelto advirtieron que se estaba agotando el tiempo para recuperar pruebas cruciales sobre el inicio de la pandemia.
Con la conformación del SAGO con una mayor diversidad de especialistas y de nacionalidades (incluidos un investigador chino y uno estadounidense), la OMS busca desactivar parte de los problemas políticos en sus investigaciones, sin embargo, la decisión está del lado del gobierno chino y no está clara su disposición a permitir más investigaciones.
Mientras la política decide, la ciencia necesita comprender de manera abierta y transparente con base en evidencia, cuándo y cómo surgió el SARS-CoV-2; solo así se puede evaluar la manera en cómo los científicos pueden monitorear nuevos patógenos que se transmitan de animales a humanos (zoonosis) para prevenir futuros brotes.