La mayoría de las niñas y niños infectados con el SARS-CoV-2 son asintomáticos o no muestran los típicos síntomas de los adultos como fiebre, tos o dificultad para respirar, y si bien la generalidad desarrolla enfermedad leve, los de origen latino que viven en Estados Unidos y afroamericanos suelen agravarse, señala un estudio publicado en la revista Scientific Reports, del grupo Springer-Nature, que analizó datos de 12 mil 306 adolescentes con COVID-19 en ese país.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Los niños y adolescentes representan alrededor del 13% de los casi 33 millones de casos de COVID-19 que hay actualmente en los Estados Unidos, sin embargo, se sabe poco sobre la naturaleza de la enfermedad en ellos. El equipo de investigadores estadounidenses encabezados por Pankaj Arora, de la Universidad de Alabama, señala que ante la reapertura de escuelas es necesario comprender la epidemiología de las infecciones pediátricas por el coronavirus.
Desde el inicio de la pandemia, más de 4.3 millones de niñas y niños en ese país han dado positivo a la enfermedad por el coronavirus. A diferencia de los adultos, los informes preliminares sugieren que los menores de 18 años tienen menos del 50% de probabilidades de resultados clínicos adversos asociados con COVID-19.
Sin embargo, los investigadores afirman que la menor prevalencia observada de COVID-19 en niños de todo el mundo se atribuye, en parte, al cierre generalizado de escuelas como una de las primeras respuestas ante la pandemia y consideran que ha existido un subregistro debido a que la mayoría es asintomático o ligeramente sintomático, pero la reapertura de escuelas podría contribuir a una mayor transmisión comunitaria de la enfermedad en personas de ese grupo de edad.
Los investigadores evaluaron las características clínicas y los efectos de la enfermedad en pacientes pediátricos y encontraron una alta prevalencia de síntomas inespecíficos y con frecuencia hubo afectación multiorgánica. Estudiaron a aquellos que fueron hospitalizados, que requirieron ventilación mecánica, o cuidados intensivos y compararon los datos con subgrupos de sexo, edad y grupo étnico.
De las 12 mil 306 niñas y niños con COVID-19 analizadas, el 16.5% presentaba síntomas respiratorios como tos y disnea; el 13.9% síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal; el 8.1% tenía signos dermatológicos; el 4.8% efectos neurológicos como dolor de cabeza; y el 18.8% otros efectos inespecíficos como fiebre, malestar, mialgia, artralgia y alteraciones de olfato o del gusto.
El riesgo de enfermedad grave fue similar entre mujeres y hombres adolescentes, y la frecuencia de hospitalización fue del 5.3%; de este porcentaje el 18% requirió atención de cuidados intensivos y 4.1% ventilación mecánica.
Por otro lado, señalan que hubo una alta presencia de comorbilidades entre los menores que se agravaron y observaron que el grupo étnico más propenso a enfermedad grave y hospitalización fue el de afroamericanos seguido por los latinos. Esto se debe a que estos grupos son los de menores ingresos y para ellos es más complicado mantener medidas de distanciamiento social o trabajar desde casa por mucho tiempo.
Ante la inminente reapertura de escuelas, los investigadores sugieren llevar a cabo pruebas frecuentes y aleatorias entre los alumnos y maestros que van a la escuela y sus contactos inmediatos, especialmente entre aquellos que vienen de hogares de alto riesgo, así como implementar medidas de mitigación por parte de las autoridades de salud locales y federales.
“Ayudaremos a extender el programa de vacunación del gobierno para proteger a los adolescentes antes del inicio del próximo año escolar”
Albert Bourla, presidente y director ejecutivo de Pfizer
Vacunas para menores de 12 a 15 años
El 10 de mayo el gobierno estadounidense aprobó la aplicación de la vacuna contra el coronavirus de Pfizer-BioNTech en menores de entre 12 y 15 años. De acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos se autorizó la vacunación a este grupo como un paso previo a la reapertura de escuelas.
El comité asesor de los CDC recomiendó el uso de la vacuna luego de la aprobación de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) después de que se publicaran los resultados de un ensayo clínico de Fase 3, que reclutó a 2 mil 260 participantes de entre 12 y 15 años y que inició el 31 de marzo de 2021.
En este ensayo, llevado a cabo por las farmacéuticas, se mostró una eficacia del 100% de la vacuna en participantes con o sin infección previa por SARS-CoV-2 y se generó un respuesta sólida de anticuerpos. Los participantes continuarán siendo monitoreados para la protección y seguridad a largo plazo durante dos años adicionales después de su segunda dosis.
En Estados Unidos el 5.3% de la población, alrededor 17 millones de personas, tiene entre 12 y 15 años, y más de 13 mil han sido hospitalizadas desde el inicio de la pandemia. La COVID-19 es una de las 10 principales causas de muerte en niñas y niños.
Si bien se estima que los niños pequeños transmiten el virus con menos frecuencia que los adultos, su capacidad de transmisión aumenta con la edad, por lo que los adolescentes, especialmente los que están en la escuela secundaria, pueden transmitir el virus tan fácilmente como los adultos.
En algunos estados de la unión norteamericana ya se ha iniciado la vacunación en una amplia variedad de lugares como consultorios privados, farmacias y clínicas escolares y se están planeando unidades móviles para llevar la vacuna a los parques, centros deportivos, campamentos y otros lugares.
Ayudaremos a extender el programa de vacunación del gobierno para proteger a los adolescentes antes del inicio del próximo año escolar, dijo Albert Bourla, presidente y director ejecutivo de Pfizer, a través de un comunicado de la compañía. “Estamos agradecidos con todos nuestros voluntarios de ensayos clínicos y sus familias, cuyo coraje ayudó a hacer posible este hito. Juntos, esperamos ayudar a devolver un sentido de normalidad a los jóvenes de todo el país y del mundo”.
Mientras en EE. UU. ven la vacunación entre niñas y niños como un paso previo a la reapertura escolar, en México dicha reapertura se ha dado ignorando los riesgos entre alumnos y profesores. En el estado de Campeche, por ejemplo, donde las clases reiniciaron el mes pasado, ya han tenido que cerrar dos escuelas por contagios detectados.