La decodificación de la información genética contenida en alrededor de 20 mil genes contribuye a entender la adaptación y evolución de estos fascinantes mamíferos voladores que les permitieron desarrollar la ecolocalización, su capacidad para ralentizar el envejecimiento, así como su resistencia a los coronavirus, al Ébola y al cáncer, entre otras habilidades.
El medicamento ruso avifavir –un genérico del japonés favipiravir usado contra la influeza– no ha sido avalado para combatir la COVID-19 por la Organización Mundial de la Salud ni por científicos, sin embargo, la empresa paraestatal rusa RDIF la está ofreciendo a los países de America Latina como “uno de los dos medicamentos COVID-19 registrados en el mundo”.
Se han llevado a cabo investigaciones para analizar el efecto de las cloroquinas y sus derivados con resultados contradictorios, pero desde que Donald Trump, sin bases científicas, admitió que se automedica hidroxicloroquina y ha promovido su autoconsumo como una “cura milagrosa” contra COVID-19, estos compuestos, que se usan contra el paludismo, se encuentran en la palestra médica internacional.
La empresa desarrolladora del medicamento remdesivir, uno de los antivirales más prometedores contra la pandemia, anunció que el costo de su tratamiento será de 53 pesos por paciente, pero a los países pobre hará un descuento. Quizá a México se lo venda en 25 mil pesos por paciente. El precio es elevado. Es el costo de la dependencia científica para un país como el nuestro.
El tratamiento con tocilizumab, medicamento que se usa contra la artritis reumatoide o el lupus, disminuye la sobrerreacción del sistema inmune ocasionada por COVID-19 llamada “tormenta de citocinas”, y reduce el riesgo de ventilación mecánica invasiva o muerte en pacientes con neumonía grave, señala un estudio de científicos italianos publicado en la revista The Lancet Rheumatology.
Personas que tienen variaciones en un conjunto de seis genes que se encuentran en el brazo corto del cromosoma 3 y que pertenecen al grupo sanguíneo tipo A tienen más susceptibilidad genética ante COVID-19 y un 50% más probabilidades de sufrir insuficiencia respiratoria grave, señala un estudio realizado entre mil 980 pacientes de Italia y España.