Inexplicablemente, desde el inicio de la pandemia las cifras de muertes y contagios por COVID-19 de la Secretaría de Salud han estado muy por debajo de las propias cifras del gobierno federal y nunca han reflejado el impacto real de la pandemia en nuestro país, sin embargo, esos datos son los que utiliza la Organización Mundial de la Salud (OMS) para llevar su contabilidad cotidiana que, hasta el día de hoy, arroja cinco millones y medio de fallecimientos y 314 millones de contagios en todo el mundo.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Las discrepancias en las cifras en México han ocurrido desde hace 22 meses; un botón de muestra son los datos del día de hoy: mientras la Secretaría solo ha contabilizado 300 mil vidas perdidas, el gobierno federal lleva un acumulado de 665 mil 451 defunciones en exceso, esto es, un factor de subregistro del orden de 1 a 2.2, de acuerdo con las propias cifras oficiales (https://coronavirus.gob.mx/exceso-de-mortalidad-en-mexico/). Y las reales son aún mayores.
Con mayor o menor grado, este subregistro ocurre en casi todos los países, principalmente en aquellos donde, por un lado, no existen instituciones de estadísticas confiables y, por el otro, tienen poblaciones con alta prevalencia del coronavirus y deficientes políticas epidemiológicas públicas, como son los casos de Estados Unidos, Brasil, México, Reino Unido y la India, entre otros.
En la era de la información, de internet, de la computación cuántica y la inteligencia artificial, claramente el subregistro no es un problema tecnológico ni científico, sino administrativo y político.
Afortunadamente, cada vez se están llevando a cabo más investigaciones científicas independientes sobre estas estadísticas que están exponiendo la realidad y obligarán a la OMS a analizar a fondo los errores y falta de rigor en las cuentas de los diversos países, como ha ocurrido esta semana en la India.
De acuerdo con un artículo científico publicado en la revista Science titulado “Mortalidad por COVID en India: datos de encuestas nacionales y muertes en establecimientos de salud”, realizado por un equipo de 12 científicos de Canadá, Estados Unidos e India, encabezados por Prabhat Jha, del Centro de Investigación en Salud Global y de la Universidad de Toronto, Canadá, luego de analizar el impacto de las oleadas de contagio del SARS-CoV-2 durante los años 2020 y 2021, la mortalidad fue mucho mayor a lo reportado por el gobierno indio.
Los científicos indios Utilizaron una encuesta independiente representativa a nivel nacional, compararon la mortalidad por COVID y encontraron que el coronavirus constituyó el 29% de las muertes totales ocurridas entre junio de 2020 a julio de 2021, lo que corresponde a 3 millones 200 mil defunciones.
Utilizando una encuesta independiente representativa a nivel nacional compararon la mortalidad por COVID y encontraron que el coronavirus constituyó el 29% de las muertes totales ocurridas entre junio de 2020 a julio de 2021, lo que corresponde a 3 millones 200 mil defunciones.
De acuerdo con los reportes oficiales, hasta el 10 de enero, en la India han fallecido 484 mil personas, mismos datos que ha registrado la OMS, con base en los informes del país asiático. Esto implica una tasa de muerte por COVID de aproximadamente 345 personas por cada millón de habitantes, aproximadamente una séptima parte de la tasa de mortalidad de Estados Unidos.
Sin embargo, los científicos, que ya habían sospechado de la tasa de mortalidad inusualmente baja de la India, analizaron profundamente lo que estaba ocurriendo y sus análisis arrojaron “que las muertes acumuladas por COVID en la India para septiembre de 2021 fueron de 6 a 7 veces más altas que las informadas oficialmente”, indica el estudio.
Los investigadores llevaron a cabo una encuesta telefónica independiente en 140 mil personas adultas de todo el país asiático para saber si en cada hogar había muerto alguna persona a causa del COVID-19. También analizaron los informes de 200 mil hospitales e instalaciones clínicas y los registros civiles de 10 estados. El resultado: encontraron que las muertes registradas oficialmente no reflejaban la realidad del impacto de la pandemia, principalmente debido a una certificación incompleta, la atribución errónea de muertes a padecimientos crónicos y porque la mayoría de los fallecimientos ocurrieron en áreas rurales, a menudo sin atención médica.
La estimación es mucho más alta, entre 2 mil 300 y 2 mil 500 muertes por cada millón de habitrantes, para septiembre de 2021, comparable a la tasa de mortalidad de Estados Unidos. La India tiene una población de mil 380 millones de habitantes, por lo que al multiplicarse la tasa se obtiene un total de 3 millones 450 mil fallecimientos.
Los científicos calculan que de estos resultados 2 millones 700 mil muertes ocurrieron entre abril y julio de 2021 (COVID-19 duplicó la mortalidad por todas las causas), cuando circularon en los medios de comunicación de todo el mundo las imágenes de miles de piras en los cementerios indios.
Diversas estimaciones basadas en modelos de las muertes acumuladas por COVID-19 en la India sugieren una subestimación oficial sustancial de entre 5 y 12 veces, lo que refleja la ausencia de un registro de defunción universal y oportuno.
Sin embargo, este subregistro pudo basarse en datos de la primera oleada de infecciones en el otoño de 2020, que fue menos mortal que la variante Delta (surgida en la India), que generó un aumento masivo en la oleada de la primavera de 2021, o bien, se centró en datos oficiales de las grandes ciudades, donde las tasas de mortalidad fueron más bajas que en el campo.
Los propios investigadores señalan que tal magnitud de subregistro no se explica solo con las razones expuestas, sino que pudo existir una influencia política de la administración del primer ministro indio, Narendra Modi, que ha ocultado intencionalmente la verdadera imagen de la pandemia.
“El gobierno indio está tratando de suprimir los números en la forma en que codificaron las muertes por COVID”, dijo Prabhat Jha, en un reportaje de la misma revista Science. “Creo que las presiones políticas fueron tales que dijeron: ‘Cualquier cosa que salga va a ser vergonzosa’”.
En ese mismo reportaje publicado también esta semana, Ramanan Laxminarayan, epidemiólogo y economista de la Universidad de Princeton, no ve el deficiente recuento como algo totalmente deliberado, sino como consecuencia de un sistema desorganizado, pero señala que “todos los gobiernos quieren restar importancia al grado de muertes”.
Los investigadores indican que se necesitan enfoques alternativos para estimar las muertes por COVID-19 y que la OMS ha reconocido que estos recuentos son métodos “toscos pero útiles para rastrear la pandemia”. Esta investigación evidencia la necesidad de llevar a cabo más análisis independientes sobre este tema en los países más castigados por la pandemia.
Quizá, en un futuro, científicos mexicanos independientes y sin temor puedan llevar a cabo un análisis profundo de las cifras del gobierno mexicano y los datos catastróficos de la Secretaría de Salud para empezar a entender el verdadero impacto de la pandemia en México, tal y como se está haciendo actualmente en la India.
Noticias relacionadas:
Semejanzas entre India y México por la crisis de COVID-19