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La misteriosa hepatitis aguda en niños

Alrededor de 700 probables casos de hepatitis aguda infantil de origen desconocido se han presentado en 33 países en todo el mundo. A pesar de que es un número pequeño de casos confirmados hasta ahora, para las autoridades sanitarias de algunas naciones es un asunto de preocupación.

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Doce niños han muerto hasta ahora (uno de ellos en México), y se ha informado que cuatro decenas de ellos han requerido un trasplante de hígado.

Sin embargo, los datos y los análisis científicos que se han obtenido hasta ahora han generado inquietud entre la comunidad biomédica internacional por dos factores clave que hasta el momento se desconocen: la primera es que se ignora la causa de este padecimiento grave y severo que afecta principalmente a niñas y niños de entre uno a cinco años; y la segunda, se desconoce la forma de propagación.

La hepatitis es una enfermedad común, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en la actualidad hay 296 millones de personas en todo el mundo que viven con hepatitis B y 58 millones con hepatitis C. Cada año se infectan más de 100 millones de personas con esta enfermedad y fallecen más de un millón de ellas.

Principalmente ocurre por la acción de siete tipos de virus (hepatitis viral) llamados virus de la hepatitis A (VHA); virus de la hepatitis B (VHB); virus de la hepatitis C (VHC); virus de la hepatitis D (VHD); virus de la hepatitis E (VHE); virus de la hepatitis F (VHF); y virus de la hepatitis G (VHG). Sin embargo, estos virus y su forma de acción y transmisión son muy diferentes unos de otros.

También se presenta, aunque en menor medida, por otros factores (hepatitis no viral), principalmente el alcoholismo, pero también como resultado de la infección de otros patógenos como parásitos y bacterias, o por la intoxicación combinada de algunos fármacos. Asimismo, puede ser originado por enfermedad de hígado graso, por esteatohepatitis no alcohólica, por el síndrome metabólico y, en último lugar, por hepatitis autoinmune.

Algunos tipos de hepatitis viral y no viral pueden ser de acción lenta, prácticamente asintomática y crónica, como el caso de VHB y VHC. Al transcurrir 20 años, ocasionan padecimientos graves como cirrosis hepática y cáncer, que con frecuencia requieren trasplante de hígado o desembocan en la muerte.

la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en la actualidad hay 296 millones de personas en todo el mundo que viven con hepatitis B y 58 millones con hepatitis C.

Número de casos y adenovirus

Desde principios de este año y hasta el 26 de mayo, de acuerdo con la Organizaciòn Mundial de la Salud (https://www.who.int/emergencies/disease-outbreak-news/item/DON-389) se habían notificado más de 650 casos probables de hepatitis aguda de causa desconocida en todo el mundo y 100 más con clasificación pendiente. De ellos, 374 se han registrado en 22 países de Europa (el 34% de ellos en Reino Unido); 300 en América (entre ellos 216 en Estados Unidos; 47 en Brasil; de 25 a 30 en México) y el resto en otros países.

De acuerdo con un artículo publicado el 17 de mayo en la revista The British Medica Journal (BJM) de la Asociación Médica Británica (https://www.bmj.com/content/377/bmj.o1197), estos casos han ocurrido en niñas y niños de 1 a 16 años –especialmente entre los dos y cinco años de edad–, y los síntomas son ictericia en el 71% de los casos; vómito (63%), heces pálidas (50%); diarrea (45%); así como fiebre (31%); y síntomas respiratorios (19%).

Los análisis patológicos llevados a cabo en varios países como Reino Unido, Estados Unidos, y España, no han mostrado ninguna causa identificable, incluidos todos los tipos conocidos hasta ahora de hepatitis.

En un reporte de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés) se indica que de los 197 casos registrados hasta el 16 de mayo, en 116 de los pacientes se detectó la presencia de adenovirus, es decir, en el 58.8% de las infecciones existe este factor común, pero eso no quiere decir que el adenovirus sea la causa.

Asimismo, en el 18% de los casos se confirmó la infección activa por SARS-CoV-2, pero ninguno de los afectados había recibido la vacuna contra la COVID-19 (https://www.gov.uk/government/news/increase-in-hepatitis-liver-inflammation-cases-in-children-under-investigation).

“Es importante que los padres sepan que la probabilidad de que su hijo desarrolle hepatitis es extremadamente baja”, dijo Renu Bindra, asesora médica principal de la UKHSA. “Sin embargo, seguimos recordando a todo el mundo que esté atento a los signos de la hepatitis particularmente la ictericia –coloración amarilla en el blanco de los ojos– y que se ponga en contacto con su médico si está preocupado”.

La UKHS identificó 18 casos con el adenovirus 41F, que se han convertido en el principal objetivo de las investigaciones. Hasta ahora se conocen 80 diferentes tipos de adenovirus y aunque algunos han estado relacionados con hepatitis leves en niños y adultos inmunodeprimidos, ninguno había tenido relación con hepatitis aguda. Son patógenos comunes que suelen causar resfriados o enfermedades gastrointestinales leves.

En un comunicado publicado el 10 de mayo, la OMS indica que se ha detectado el adenovirus en muestras de sangre o plasma de muchos de los casos con cargas virales bajas, pero no se han identificado en muestras de tejido hepático y, por tanto, podría ser un factor casual y no causal (https://www.paho.org/en/documents/acute-severe-hepatitis-unknown-origin-children-10-may-2022).

En una editorial de la revista The Lancet Infectious Disease titulado “Explicando la hepatitis inexplicable en niños”, se indica que el principal sospechoso es el subtipo 41F de adenovirus y se han propuesto varias hipótesis sobre cómo podría haber causado la hepatitis, entre ellas “un déficit inmunitario en los niños resultante de la falta de exposición a los patógenos durante la pandemia de COVID-19 que les ha hecho más susceptibles a la infección por adenovirus y a los resultados más raros de la infección”.

Otra hipótesis es que, como ha ocurrido con otros virus respiratorios, la relajación de las restricciones de la pandemia podría haber provocado una oleada masiva de infecciones por adenovirus, lo que permitiría detectar este resultado raro de la infección.

“Estamos viendo un aumento en las infecciones virales típicas de la infancia a medida que los niños salen del encierro, así como un aumento en las infecciones por adenovirus, pero no podemos estar seguros de que una esté causando la otra”, dijo Will Irving, virólogo clínico de la Universidad de Nottingham.

También puede ser que se trate de una infección o coinfección anterior (con el SARS-CoV-2 o un patógeno alternativo), o la exposición a una toxina, un fármaco o un factor ambiental que hayan alterado la respuesta del huésped a la infección por adenovirus. Otra posibilidad es que se trate de un nuevo adenovirus capaz de causar una enfermedad hepática grave en los niños.

Los análisis patológicos llevados a cabo en varios países como Reino Unido, Estados Unidos, y España, no han mostrado ninguna causa identificable, incluidos todos los tipos conocidos hasta ahora de hepatitis.

En otro artículo publicado el 13 de mayo en The Lancet Gastroenterology & Hepatology, por Petter Brodin, del Imperial College London, se indica que se han notificado casos de hepatitis aguda en niños con síndrome inflamatorio multisistémico, pero no se ha investigado la coinfección por otros virus.

“Nuestra hipótesis es que los casos recientemente notificados de hepatitis aguda grave en niños podrían ser consecuencia de una infección por adenovirus con trofismo intestinal en niños previamente infectados por SARS-CoV-2 y portadores de reservorios virales”, señala el estudio (https://www.thelancet.com/journals/langas/article/PIIS2468-1253(22)00166-2/fulltext#%20).

Solo son probables explicaciones que todavía no han podido confirmar que el adenovirus sea el verdadero causante. No todos los científicos están convencidos de estas hipótesis, ya que no todos los niños han dado positivo en las pruebas de adenovirus. Lo que está claro es que se trata de algo que nunca se había visto; se trata de una nueva enfermedad infecciosa emergente.

Otras interrogantes que se encuentran en los análisis son ¿La exposición al coronavirus o la postinfección ha afectado la inflamación del hígado? ¿Ha habido un cambio en los perfiles de inmunidad infantil debido a la pandemia? ¿Hay una ola grande –en su mayoría silenciosa– de infecciones infantiles por adenovirus y solo estamos detectando las infecciones graves como estos casos de hepatitis? ¿O la coinfección con coronavirus es parte del problema?

Lo que está claro es que esto es algo diferente a lo que se había visto antes, se trata de una enfermedad infecciosa emergente.

“Nuestra hipótesis es que los casos recientemente notificados de hepatitis aguda grave en niños podrían ser consecuencia de una infección por adenovirus con trofismo intestinal en niños previamente infectados por SARS-CoV-2 y portadores de reservorios virales”.

señala el estudio publicado en The LANCET.

Preocupación

En Estados Unidos los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) informaron en un comunicado del 18 de mayo que se elevaron a 180 los pacientes pediátricos bajo investigación en los últimos 7 meses, en 36 estados, debido al análisis retrospectivo que están llevando a cabo. (https://www.cdc.gov/media/releases/2022/s0518-acute-hepatitis.html)

“Es importante señalar que la hepatitis grave en los niños sigue siendo poco frecuente. Sin embargo, animamos a los padres y cuidadores a que estén atentos a los síntomas de la hepatitis –en particular la ictericia, que es una coloración amarillenta de la piel o los ojos– y a que se pongan en contacto con el proveedor de atención médica de su hijo si tienen alguna preocupación”, indica el comunicado.

Tanto la OMS como los CDC y el UKHSA señalan que se trata de una patología compleja. No solo es una enfermedad grave y aguda, cuyas causas son desconocidas, sino que aun no se pueden identificar las medidas específicas de control del agente infeccioso, por lo que consideran que se deben implementar las estrategias generales de mitigación de riesgos y control de infecciones.

Si se demuestra que los adenovirus son la causa subyacente, significa el mismo tipo de precauciones que se emplean para otros virus como el lavado de manos, y uso de desinfectantes con alcohol para prevenir la propagación viral, incluso la sana distancia y el uso de cubrebocas, algo con lo que ya la sociedad está familiarizada.

 
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