A más de cuatro años del actual gobierno federal, la situación de las científicas en México sigue estancada; paradójicamente, nada ha mejorado para ellas con una mujer al frente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Ma. Elena Álvarez-Buylla, quien desde marzo de 2022 decidió suspender las becas de posgrado a mujeres por “embarazo, parto, puerperio o labores de crianza”.
Con la pandemia de COVID-19 se intensificaron las desigualdades generalizadas entre mujeres y hombres en todo el mundo, señala un estudio publicado en la revista The Lancet. Las mujeres tenían un 26% más probabilidades de perder su empleo, mientras que los hombres un 20%; tuvieron 21 veces más probabilidades que los hombres de abandonar la escuela; y sufrieron 23 veces más violencia de género.
Milenios de talento humano han sido desperdiciados por el machismo y el patriarcado. Desde que existen los registros históricos, y seguramente desde antes, la mitad femenina de la humanidad ha sido discriminada, abusada, vejada, odiada, asesinada. Como es sabido, esta situación se refleja claramente en la ciencia y la tecnología, que arrastran rezagos milenarios en equidad de género.