Los mayas y olmecas usaban el calendario mesoamericano de 260 días diez siglos antes de los primeros registros epigráficos encontrados hasta ahora por los científicos. El uso de este calendario astronómico quedó plasmado en la configuración y arquitectura de los antiguos complejos urbanos y ceremoniales de ambas culturas desde hace 3 mil 100 años.
Los hallazgos ayudan a entender la complejidad de esta civilización mesoamericana y demuestran que la arquitectura monumental olmeca, de hace más de tres mil años, se basaba en grandes plazas rectangulares rodeadas de 20 estructuras diseñadas con base en patrones cosmológicos del calendario mesoamericano que fortalecen la teoría del intenso intercambio sociocultural con la cultura maya.