Anunciada con bombo y platillo durante una de las mañaneras de López Obrador como una vacuna de origen mexicano, de ahí su nombre de Patria, se trata en realidad de un desarrollo patentado por científicos estadounidenses. También licenciada por otras naciones, el gobierno mexicano ha desembolsado cantidades millonarias, pero el ejercicio de estos recursos se mantiene en la opacidad.