Las olas de calor son más frecuentes por el cambio climático y entre las regiones más susceptibles del planeta se encuentran México y Centroamérica, que pueden sufrir consecuencias devastadoras pues no están preparadas para mitigar sus efectos. Además, gran parte de su población es vulnerable por su rápido crecimiento, los malos servicios de salud y el limitado suministro de energía.