Una de las anecdotas más conocidas en la historia de la antropolgía social narra que cuando a Margaret Mead, una de las antropólogas más connotadas del siglo XX, se le preguntó cuál había sido el primer signo de civilización en la cultura antigua, respondió que fue un fémur humano del paleolítico sanado después una fractura.
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Explicó que en el reino animal si te rompes una pierna, irremediablemente mueres. No puedes huir del peligro, ir al río para beber, ni buscar comida y te conviertes en una presa fácil. Ese fémur fracturado y sanado, dijo, es la representación del primer signo de una respuesta compasiva de un ser humano hacia otro. A medida que Homo sapiens evolucionó, la colaboración y la cooperación se convirtieron en herramientas esenciales para su supervivencia.
Pero la atención médica no es exclusivo del ser humano sino, quizá, de los primates, ya que de acuerdo con una investigación publicada en la revista Frontiers in Ecology and Evolution (Fronteras en Ecología y Evolución), se descubrió que los chimpancés identifican y utilizan plantas medicinales y cuidan de los demás.
El hallazgo del equipo de científicos de Alemania, Japón, Mozambique, Portugal, Reino Unido, Sri Lanka, Suiza y Uganda, encabezados por Elodie Freymann, de la Universidad de Oxford, fue documentado luego de dedicar ocho meses a observar dos comunidades de chimpancés que viven en el bosque de Budongo, Uganda. Ahí observaron que los dos grupos de primates clasificados como Sonso y Waibira, curan las heridas con el uso de plantas medicinales.
“Nuestra investigación ayuda a esclarecer las raíces evolutivas de la medicina humana y los sistemas de atención médica”, afirma la Elodie Freymann. “Al documentar cómo los chimpancés identifican y utilizan las plantas medicinales y cuidan a los demás, comprendemos mejor los fundamentos cognitivos y sociales de las conductas de cuidado de la salud humana”.
“Al documentar cómo los chimpancés identifican y utilizan las plantas medicinales y cuidan a los demás, comprendemos mejor los fundamentos cognitivos y sociales de las conductas de cuidado de la salud humana”: Elodie Freymann, universidad de oxford.

Lesiones comunes
Durante las observaciones, los científicos registraron 41 casos de cuidado en total: siete casos de cuidado a otros (cuidado prosocial, realizada por un individuo con la intención de beneficiar a otro) y 34 casos de autocuidado. Estos casos a menudo incluían diferentes conductas, que podrían estar tratando diferentes aspectos de una herida o reflejar las preferencias personales de un chimpancé.
Como todos los chimpancés, los miembros de estas comunidades son vulnerables a lesiones, ya sea por peleas, accidentes o trampas colocadas por humanos. De hecho, alrededor del 40% de los individuos de Sonso fueron vistos con lesiones por trampas. De Waibira, cinco chimpancés resultaron heridos: una hembra por una trampa y cuatro machos en peleas. Los investigadores también identificaron más casos de cuidado en Sonso que en Waibira.
“Describimos conductas de autocuidado de heridas, como lamerse, frotarse las hojas, presionarse los dedos y aplicar material vegetal masticado, así como la retirada exitosa de un lazo”, señalan los científicos en el artículo (leer en: https://doi.org/10.3389/fevo.2025.1540922). “También documentamos conductas de higiene, como la limpieza genital poscoital con hojas y la limpieza con hojas posdefecativa”.
Por primera vez en Budongo, los científicos informaron la presencia de cuidado prosocial de heridas, lo que se suma a observaciones similares documentadas en otros sitios con chimpancés. “Presentamos casos de individuos que lamen, presionan los dedos y aplican material vegetal masticado en las heridas de otros”.
De los siete casos de atención prosocial, los investigadores encontraron cuatro casos de tratamiento de heridas, dos casos de asistencia para la retirada de trampas y un caso en el que un chimpancé ayudó a otro con la higiene. La atención no se prestó de forma preferencial a un sexo o grupo de edad específico. En cuatro ocasiones, se brindó atención a individuos genéticamente no emparentados.
Freymann afirma que estos comportamientos refuerzan la evidencia de otros sitios que indican que los chimpancés parecen reconocer la necesidad o el sufrimiento de los demás y toman medidas deliberadas para aliviarlo, incluso cuando no existe una ventaja genética directa.

“Presentamos casos de individuos que lamen, presionan los dedos y aplican material vegetal masticado en las heridas de otros”.
Uso de plantas medicinales
Los investigadores identificaron todas las plantas que los chimpancés utilizaban para el cuidado; varias resultaron tener propiedades químicas que podían mejorar la cicatrización de heridas, mismas que podrían usarse en la medicina tradicional humana.
La forma de la atención de las heridas abarca varias técnicas: lamido directo de la herida, que elimina los residuos y potencialmente aplica compuestos antimicrobianos en la saliva; lamido de los dedos seguido de presión sobre la herida; frotamiento de hojas; y masticación de plantas y aplicación directa sobre las heridas.
Todos los chimpancés autoatendidos o atendidos por otros, mostraron recuperación de heridas aunque, por supuesto, se desconoce cuál habría sido el resultado si no hubieran recibido los primeros auxilios.
Los investigadores también documentaron comportamientos de higiene, como la limpieza de los genitales con hojas después del apareamiento y la limpieza del ano con hojas después de defecar, prácticas que podrían ayudar a prevenir infecciones.
En investigaciones anteriores se ha analizado la automedicación no humana que también se conoce como zoofarmacognosia. Se ha reportado que muchas especies se automedican, desde los delfines nariz de botella del Indopacífico; las civetas menores chinas; los puercoespines crestados africanos; los elefantes, y los osos pardos, entre otros.

Cuidado, empatía y compasión
Margaret Mead sostenía que el cuidado, la empatía y la compasión son virtudes relacionadas que impulsaron a los individuos a preocuparse por el bienestar ajeno y a poner en práctica la solidaridad y la ayuda mutua. Valores que desempeñaron un papel fundamental en la historia del humano ya que habilitan la conexión entre seres sociales y permiten establecer vínculos significativos.
Los científicos que analizaron a los chimpancés sostienen que la capacidad de mejorar la propia salud o la de un familiar cercano presenta evidentes ventajas evolutivas, ya que permite a los individuos emparentados vivir más tiempo y aumentar su éxito reproductivo, lo que contribuye a la supervivencia de los genes compartidos.
Sin embargo, las conductas de atención médica dirigidas a individuos genéticamente no emparentados o con parentescos lejanos pueden requerir mecanismos evolutivos adicionales más allá de la mera aptitud inclusiva.
Esto ha llevado a algunos investigadores a cuestionar si factores como la empatía y el altruismo (que podrían haber evolucionado a través de la selección natural), dirigidos a miembros no emparentados de la misma unidad o grupo social, podrían estar impulsando estas conductas médicas.
De la misma manera que explico Margaret Mead, a medida que la especie humana evolucionó, la colaboración y la cooperación se convirtieron en herramientas esenciales para la supervivencia social y quizá esto aplique para todos los primates.
Los hallazgos con los chimpancés de Budongo, ayudan a comprender los orígenes evolutivos de las propias conductas humanas. “Aquí nos centramos en las conductas de atención médica del chimpancé, uno de nuestros parientes no humanos más cercanos”, afirman los científicos.
